TU PODER INVISIBLE - Geneviève Behrend - Audiolibro completo - Ley de Atracción, El Secreto
"Yo soy el canal por el cual el PODER de Dios actúa."
"Mi mente es un centro de Operación Divina."
"Mi mente tiende a la EXPANSIÓN a algo NUEVO no conocido anteriormente."
"Todo lo mejor es mío."
TU PODER INVISIBLE
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Genevieve Behrend
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“Pedid y se os dará”. Mateo VII-7
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TU PODER INVISIBLE - Genieve Behrend
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Estas
páginas fueron escritas con el propósito y la esperanza de que sus sugerencias
puedan proporcionarte la llave que te abra el camino para hacer realidad tus
deseos, y para explicarte que el miedo debería ser desterrado del todo de tus
esfuerzos por obtener la posesión de las cosas que deseas.
Esto presupone, por supuesto, que tu deseo de posesión se basa en tu aspiración a una mayor libertad. Sientes, por ejemplo, que la posesión de más dinero, tierras o amigos te hará más feliz, y tu deseo de poseer esas cosas surge de la convicción de que poseerlas te dará libertad y felicidad.
Esto presupone, por supuesto, que tu deseo de posesión se basa en tu aspiración a una mayor libertad. Sientes, por ejemplo, que la posesión de más dinero, tierras o amigos te hará más feliz, y tu deseo de poseer esas cosas surge de la convicción de que poseerlas te dará libertad y felicidad.
En
tu esfuerzo por poseer, descubrirás que lo que más necesitas es «ser» siempre
(no intermitentemente) tu mejor yo - ese yo que entiende que los errores de tus
seres queridos son simplemente equivocaciones-.
Tu sensación de que tener más posesiones, del tipo que sean, te dará satisfacción y felicidad, es errónea. Ninguna persona, lugar o cosa puede darte la felicidad. Pueden darte un motivo para la felicidad y una sensación de satisfacción, pero la alegría de vivir proviene de tu interior.
Por lo tanto, aquí se te recomienda que hagas el esfuerzo de obtener aquellas cosas que crees que te darán alegría, y no otra cosa, siempre y cuando, como dijimos antes, tus deseos estén de acuerdo con la alegría de vivir.
Tu sensación de que tener más posesiones, del tipo que sean, te dará satisfacción y felicidad, es errónea. Ninguna persona, lugar o cosa puede darte la felicidad. Pueden darte un motivo para la felicidad y una sensación de satisfacción, pero la alegría de vivir proviene de tu interior.
Por lo tanto, aquí se te recomienda que hagas el esfuerzo de obtener aquellas cosas que crees que te darán alegría, y no otra cosa, siempre y cuando, como dijimos antes, tus deseos estén de acuerdo con la alegría de vivir.
En este volumen,
también se quiere sugerir las posibilidades que le aguardan a quien realiza un
esfuerzo persistente por comprender la ley de visualización y hace una
aplicación práctica de esos conocimientos en el plano en que él o ella se
encuentra. La palabra «esfuerzo», tal como se emplea aquí, no pretende
transmitir la idea de tensión. Todos los estudios y meditaciones deben
realizarse sin tensión o estrés.
He procurado mostrar
que, si uno empieza desde el principio de la acción creativa o la imagen
mental, está garantizado que a continuación llegarán ciertos resultados
correspondientes. «Aunque las leyes del universo no pueden ser modificadas, se
puede hacer que trabajen en condiciones específicas, produciendo unos
resultados para el avance individual que no pueden ser obtenidos bajo el
funcionamiento espontáneo de la ley proporcionado por la naturaleza.»
Por muy lejos de tus
experiencias pasadas que te puedan llevar las sugerencias que te he dado sobre
las posibilidades que te aguardan al visualizar, en ningún caso rompen la
continuidad de la ley de causa y efecto.
Si, a través de las
sugerencias dadas aquí, alguien llega a darse cuenta de que su mente es el
centro a través del cual, y en el cual, opera «todo el poder que hay», el cual
simplemente está esperando que se le indique la única manera en que puede realizar una acción específica (y esto significa
reacción en una forma concreta o física), entonces este libro habrá cumplido su
misión.
Intenta recordar que
la imagen que piensas, sientes y ves se refleja en la Mente Universal y
que, por la ley natural de la acción recíproca, debe regresar a ti en una forma
espiritual o física. El conocimiento de esta ley de la acción recíproca entre
el individuo y la
Mente Universal te da libre acceso a todo lo que deseas
poseer o ser.
Hay que tener
presente firmemente que todo esto sólo puede ser cierto para la persona que
reconoce que su poder para crear una imagen mental permanente proviene del
espíritu universal de la vida que todo lo crea (Dios), y que puede usarse de
una forma constructiva únicamente si se emplea y se retiene en armonía con la
naturaleza del espíritu que lo creó.
Para garantizar esto, no debe haber ninguna inversión del pensamiento de la persona acerca de su relación con este espíritu creador universal, que es la de un hijo o una hija, a través de la cual la mente del padre actúa y reacciona.
Para garantizar esto, no debe haber ninguna inversión del pensamiento de la persona acerca de su relación con este espíritu creador universal, que es la de un hijo o una hija, a través de la cual la mente del padre actúa y reacciona.
Condicionado de esta
manera, cualquier cosa que pienses o sientas que eres, será reproducida
fielmente por el espíritu creador de la vida en una reacción correspondiente.
Éste es el principal motivo por el cual debes imaginarte a ti mismo y a tus
asuntos tal como quieres que sean, como realidades existentes (aunque sean
invisibles para el ojo físico), y vivir dentro de tu imagen.
Un esfuerzo honesto por hacer esto, reconociendo siempre que tu mente es una proyección del espíritu creador, te demostrará que lo mejor que existe es tuyo, en todos tus caminos.
Un esfuerzo honesto por hacer esto, reconociendo siempre que tu mente es una proyección del espíritu creador, te demostrará que lo mejor que existe es tuyo, en todos tus caminos.
Genevieve Behrend, septiembre
de 1921
Capítulo
I
El orden de la visualización
El ejercicio de la facultad de visualizar
mantiene a tu mente en orden y atrae hacia ti las cosas que necesitas para
hacerte la vida más agradable de una forma ordenada.
Si te entrenas en la práctica de imaginar
deliberadamente tu deseo y examinarlo detenidamente, pronto descubrirás que tus
pensamientos y deseos llegan y se desarrollan de una forma más ordenada que
antes. Cuando has alcanzado un estado de mentalidad ordenada, ya no estás en un
continuo estado de prisa mental. La prisa es miedo y, en consecuencia, es destructiva.
En otras palabras,
cuando tu entendimiento comprende el poder que hay en el acto de visualizar lo
que tu corazón desea y retenerlo con tu voluntad, entonces atrae hacia ti todas
las cosas necesarias para la realización de esa imagen mediante las vibraciones
armoniosas de la ley de atracción.
Te
das cuenta de que, puesto que el orden es la primera ley del cielo, y la
visualización coloca las cosas en su elemento natural, entonces visualizar debe
de ser algo celestial.
Todo el mundo
visualiza, tanto si sabe que lo hace como si no lo sabe. Visualizar es el gran
secreto del éxito. El uso consciente de este gran poder atrae hacia ti
recursos enormemente multiplicados, intensifica tu sabiduría y te permite hacer
uso de ventajas que antes eras incapaz de reconocer.
Ahora podemos volar
por el aire, no porque alguien haya sido capaz de cambiar las leyes de la
naturaleza, sino porque el inventor de la máquina que vuela aprendió a aplicar
las leyes de la naturaleza y, haciendo un uso ordenado de ellas, produjo el
resultado deseado. Hasta ahora, en lo que a las fuerzas naturales se refiere,
nada ha cambiado desde el principio. En el «año uno» no había aviones, porque
los de esa generación no podían concebir esa idea como una posibilidad práctica
factible.
«Todavía no se ha
hecho», era el argumento, «y no puede hacerse».
Sin embargo, las leyes y los materiales para las máquinas voladoras
prácticas existían antes igual que existen ahora.
Troward nos dice que
la gran lección que aprendió del avión y la telegrafía inalámbrica es el
triunfo del principio sobre el precedente, y el trabajar una idea hasta su
conclusión lógica a pesar de los testimonios acumulados de todas las
experiencias anteriores.
Todos sabemos que el
globo fue el antecesor del avión. En 1766, Henry Cavendish, un noble
inglés, demostró que el gas hidrógeno era siete veces más ligero que el aire de
la atmósfera. A partir de ese descubrimiento se creó el globo, y a partir del
globo corriente se desarrolló el dirigible, un aeróstato con forma de puro. El
estudio de la aeronáutica y de las leyes de la locomoción aérea de las aves y
los proyectiles llevó a la creencia de que se podía desarrollar un mecanismo
con el cual se podía conseguir que máquinas más pesadas que el aire viajaran
de un lugar a otro y se mantuvieran en el aire a una velocidad que superase la
ley de la gravedad mediante una fuerza propulsora.
Muchos se mofaron del
profesor Langley, de Washington, quien desarrolló gran parte de una teoría que
luego otros mejorarían, cuando éste consiguió que un modelo de avión levantara
vuelo sólo para acabar hundiendo su nariz en las fangosas aguas del Potomac. Pero los hermanos Wright, que realizaron
experimentos a finales del siglo XIX, percibieron la posibilidad de viajar por
el aire en una máquina que no tuviera ninguna bolsa de gas. Se vieron
disfrutando de esta forma de transporte con gran facilidad. Dicen que uno de
los hermanos le decía al otro (cuando sus variados experimentos no salían como
ellos esperaban): «No pasa nada, hermano. Puedo verme montado en esa máquina,
que viaja fácilmente y con estabilidad». Esos hermanos Wright sabían
lo que querían y mantenían sus imágenes constantemente ante ellos.
Al
visualizar, o crear una imagen mental, no estás procurando cambiar las leyes
de la naturaleza. Estás cumpliendo con ellas.
Tu
objetivo al visualizar es llevar las cosas a un orden normal, tanto mental como
físicamente.
Cuando te das cuenta de que este método para
emplear tu poder creador comporta la realización material práctica las cosas
que deseas, una tras otra, tu confianza en la misteriosa pero infalible ley de
la atracción, que tiene su estación central de poder en el corazón mismo de tu
palabra/imagen, se vuelve suprema. Nada puede hacerla flaquear. Nunca sientes
que es necesario quitarle nada a nadie.
Has aprendido que el pedir y el buscar tienen como correlativos el recibir y el
hallar.
Sabes
que lo único que tienes que hacer es conseguir que la sustancia plástica del
universo empiece a fluir hacia los moldes de pensamiento que tu imagen-deseo
ofrece.
Capítulo 2
Como atraer las cosas que deseas
El poder que está
dentro de ti, que te permite formar una imagen mental, es el punto de partida
de todo lo que existe. En su estado original, es la sustancia indiferenciada e
informe de la vida.
Tu
imagen mental forma el molde (por así decirlo) en el que esta sustancia informe
tomará forma. Visualizar o ver mentalmente las cosas y las condiciones tal como
quieres que sean es el poder condensador, especializador, que está en ti y que
podría ilustrarse como la lente de un proyector.
El
proyector es uno de los mejores símbolos de esta facultad de imaginar.
Ilustra el funcionamiento del espíritu creador
en el plano de la iniciativa y la selección (o en su forma concentrada
especializadora) de una forma sumamente clara.
Esta
diapositiva de una imagen ilustra tu propia imagen mental —invisible en el
proyector de tu mente hasta que enciendes la luz de tu voluntad—.
Es decir, enciendes tu deseo con la fe
absoluta de que el espíritu creador de la vida, en ti, está haciendo el
trabajo.
Mediante
el fluir continuo de la luz de la voluntad en el espíritu, la imagen deseada es
proyectada en la pantalla del mundo físico: una reproducción exacta de la
diapositiva que está en tu mente.
Visualizar sin una
voluntad suficientemente estable para inhibir todos los pensamientos y
sentimientos contrarios a tu imagen sería tan inútil como utilizar un proyector
que no tiene una luz.
Cuando
empieces a visualizar en serio, es posible que sientas, como muchas otras
personas, que otra persona podría estar haciendo la misma imagen que tú y,
naturalmente, eso no sería adecuado para tu finalidad.
No te preocupes, si no es necesario, por
esto. Simplemente intenta darte cuenta
de que tu imagen es un ejercicio ordenado del poder creador universal aplicado de
forma específica.
Entonces
puedes estar seguro de que nadie puede trabajar en oposición a ti.
La ley
universal de la armonía lo impide.
Procura tener presente que tu imagen mental
es la Mente Universal que está ejerciendo sus poderes inherentes de iniciativa y selección específicamente.
Dios,
o la Mente Universal ,
creó al hombre con la finalidad especial de
diferenciarse a través de él. Todo lo que existe, nació de la misma
manera, mediante esta misma ley de autodiferenciación, y con la misma
finalidad. Primero existió la idea, la imagen mental o el prototipo de la cosa,
que es la cosa misma en su forma incipiente o plástica.
El
Gran Arquitecto del Universo se contempló a sí mismo manifestándose a través de
su opuesto polar, la materia, y la idea se expandió y se proyectó hasta que
tuvimos un mundo, muchos mundos.
Mucha gente pregunta:
«Pero, ¿por qué debemos tener un mundo físico?». La respuesta es:
Porque está en la
naturaleza de la sustancia creadora solidificarse, bajo directrices más que
actividad, del mismo modo que está en la naturaleza de la cera endurecerse
cuando se enfría, o del yeso volverse firme y sólido cuando se expone al aire.
Tu imagen en esta misma sustancia divina en su estado fluido toma forma a
través del centro individualizado de operación divina, tu mente; y no hay
ningún poder que impida que esta combinación de sustancia espiritual se
convierta en forma física. Está en la naturaleza del espíritu realizar su
trabajo, y una idea no está realizada hasta que no ha creado para sí un
vehículo.
Nada puede impedir
que tu imagen adquiera una forma concreta, excepto el mismo poder que le dio
vida: tú. Supongamos que quieres tener una habitación más ordenada. Observas tu
dormitorio y la idea de orden te sugiere cajas, armarios, estanterías, perchas,
etcétera. La caja, el armario, las perchas, todo eso son ideas concretas de
orden. Son vehículos a través de los cuales se sugieren el orden y la armonía.
Capítulo 3
La relación entre la
forma mental y la forma física
Algunas personas sienten que no es del todo
correcto visualizar cosas. «Es algo demasiado material», dicen. Pero la forma
material es necesaria para el autoreconocimiento del espíritu desde el punto
de vista individual. Y éste es el medio por el cual se lleva a cabo el proceso
creativo.
Por lo
tanto, la materia, lejos de ser una ilusión y algo que no debería existir (como
enseñan algunos maestros metafísicos), es el canal necesario para la
autodiferenciación del espíritu. Pero no
tengo intención de llevarte a un razonamiento científico largo y
cansino para eliminar el misterio de la visualización y ponerla sobre una base
lógica. Naturalmente, cada persona hará esto a su manera. Mi único deseo es
indicarte el camino más fácil que conozco, que es el sendero por el que
Troward me guía.
Estoy
segura de que llegarás a la conclusión,
como lo he hecho yo, de que el único misterio en la conexión con la visualización es el misterio de la vida
que toma forma, gobernada por unas leyes inalterables y fácilmente
comprensibles.
Todos poseemos más poder y mayores posibilidades de lo que
creemos. Visualizar es uno de los más grandes poderes y nos hace ver otras
posibilidades.
Cuando nos paramos a pensar un momento, nos damos cuenta de que
para que el cosmos pueda existir, debe de ser el resultado de una mente
cósmica, que une «a todas las mentes individuales a ciertas unidades de acción
genéricas, produciendo así todas las cosas como realidades y ninguna como
ilusiones».
Si tomas este pensamiento de Troward y meditas sobre él sin
prejuicios, sin duda te darás cuenta de que la forma material concreta es una
absoluta necesidad del proceso creativo y, además, de que «la materia no es
una ilusión, sino un canal necesario por el cual la vida se diferencia».
Si consideras la
materia en su orden correcto como el opuesto polar del espíritu, no
encontrarás ningún antagonismo entre ellos. Por el contrario, juntos
constituyen un todo armonioso. Y, cuando te das cuenta de esto, sientes que en
tu práctica de visualizar estás trabajando desde causa y efecto, desde el principio
hasta el final. En realidad, tu imagen mental es la obra especializada del
espíritu creador.
Uno podría hablar
durante horas basándose en hechos puramente científicos, mostrando, como dice
Troward, «que la materia prima para la formación de los sistemas solares está
distribuida universalmente por todo el espacio».
Sin embargo, las investigaciones
muestran que, aunque los cielos están tachonados con millones de soles, hay
espacios que no dan ninguna señal de actividad cósmica.
Si esto es verdad,
debe de haber algo que inició la actividad cósmica en ciertos lugares, mientras
que pasó de largo por otros en los que también había materia prima disponible.
Sin pensarlo mucho, uno podría atribuir el desarrollo de la energía cósmica a
un medio que está distribuido uniformemente por todo el espacio, porque todas
sus partículas están en equilibrio y, por lo tanto, ninguna partícula posee en
sí misma un mayor poder para originar movimiento que las demás.
Así pues, encontramos
que el movimiento inicial, aunque trabaja en las partículas de la sustancia
original, y a través de ellas, no parte de las propias partículas.
Es ese algo
al que nos referimos cuando hablamos del espíritu.
El mismo poder que trajo a
la sustancia universal a la existencia traerá tu pensamiento individual, o tu
imagen mental, a la forma física.
No hay ninguna diferencia en el tipo de
poder. La única diferencia es una diferencia
de escala.
El poder y la sustancia son iguales. Sólo que al desarrollar
tu imagen mental, ésta transfiere su energía creativa
de lo universal a la escala de lo particular, y funciona de la misma
manera infalible desde su centro específico: tu mente.
Capítulo 6
Capítulo 7






Capítulo 4
El funcionamiento de tu imagen mental
Podríamos usar el funcionamiento de un gran
sistema telefónico como un símil. La central principal se subdivide en muchos ramales; cada
ramal está en conexión directa con su fuente, y cada rama individual, que
reconoce la fuente de su existencia, informa
de todo a la central.
Por lo tanto, cuando se requiere ayuda de cualquier tipo (nuevos suministros, reparaciones difíciles, o un sinfín de otras cosas), la rama necesitada acude inmediatamente a su central.
No se le ocurriría remitir sus dificultades, o sus éxitos, a la central principal de un sistema de telégrafo (aunque pertenezcan a la misma organización). Estas diferentes centrales de ramales saben que la única solución para cualquier dificultad debe provenir de la central desde la que fueron proyectadas.
Por lo tanto, cuando se requiere ayuda de cualquier tipo (nuevos suministros, reparaciones difíciles, o un sinfín de otras cosas), la rama necesitada acude inmediatamente a su central.
No se le ocurriría remitir sus dificultades, o sus éxitos, a la central principal de un sistema de telégrafo (aunque pertenezcan a la misma organización). Estas diferentes centrales de ramales saben que la única solución para cualquier dificultad debe provenir de la central desde la que fueron proyectadas.
Si
nosotros, como ramas individuales de la Mente Universal , remitiéramos nuestras dificultades con esta misma
confianza a la
fuente desde la cual fuimos proyectados, y usáramos las soluciones que nos proporcionaran, nos daríamos cuenta de lo que quiso
decir Jesús cuando dijo:
__________________________________________
«Pedid y recibiréis».
Todos recibiríamos nuestros equipamientos. Sin duda, el Padre debe abastecer a su hijo.
El tronco del árbol no puede dejar de proporcionar los medios de vida a sus ramas.
__________________________________________
__________________________________________
«Pedid y recibiréis».
Todos recibiríamos nuestros equipamientos. Sin duda, el Padre debe abastecer a su hijo.
El tronco del árbol no puede dejar de proporcionar los medios de vida a sus ramas.
__________________________________________
Todas las cosas animadas e inanimadas están
llamadas a existir o a destacar por un poder que no destaca por sí mismo.
El poder que crea la imagen mental, la sustancia del espíritu creador de tu deseo imaginado, no destaca. Proyecta la sustancia de sí mismo, que es un equivalente solidificado de sí mismo, mientras que él se mantiene invisible para el ojo físico.
Solamente apreciarán el valor de visualizar aquellas personas que sean capaces de comprender lo que Pablo quiso decir cuando dijo:
«Los mundos fueron creados por la palabra de Dios. Las cosas que se ven no están hechas de cosas que aparecen». No hay nada extraño o misterioso en la idea de que tu deseo imaginado se convierta en una evidencia material.
Ése es el funcionamiento de una ley natural universal. El mundo fue proyectado por la contemplación de sí misma dela Mente Universal , y
esta misma acción está teniendo lugar en su rama individualizada, que es la
mente del hombre.
Todo lo que hay en el mundo entero se inicia en la mente y llega a la existencia exactamente de la misma manera, desde el sombrero que tienes en la cabeza hasta las botas que tienes en los pies. Todas esas cosas son pensamientos proyectados, solidificados.
El poder que crea la imagen mental, la sustancia del espíritu creador de tu deseo imaginado, no destaca. Proyecta la sustancia de sí mismo, que es un equivalente solidificado de sí mismo, mientras que él se mantiene invisible para el ojo físico.
Solamente apreciarán el valor de visualizar aquellas personas que sean capaces de comprender lo que Pablo quiso decir cuando dijo:
«Los mundos fueron creados por la palabra de Dios. Las cosas que se ven no están hechas de cosas que aparecen». No hay nada extraño o misterioso en la idea de que tu deseo imaginado se convierta en una evidencia material.
Ése es el funcionamiento de una ley natural universal. El mundo fue proyectado por la contemplación de sí misma de
Todo lo que hay en el mundo entero se inicia en la mente y llega a la existencia exactamente de la misma manera, desde el sombrero que tienes en la cabeza hasta las botas que tienes en los pies. Todas esas cosas son pensamientos proyectados, solidificados.
Tu avance personal en
la evolución depende de que uses correctamente el poder de visualizar, y el uso
que hagas de él depende de si reconoces que tú, tú mismo, eres un centro
particular por el cual, y en el cual, el espíritu creador está hallando una
nueva expresión para las potencialidades que ya existen dentro de él. Esto es
evolución; este continuo despliegue de pensamientos existentes a través de
cosas externamente invisibles.
Tu imagen mental es
la fuerza de atracción que evoluciona y mezcla la sustancia original dándole
una forma específica.
Tu imagen es la central eléctrica que mezcla y evoluciona, por así decirlo, a través de la cual el espíritu creador se expresa. Su acción creadora es ilimitada; no tiene principio y no tiene final, y siempre es progresiva y ordenada.
«Se desarrolla etapa a etapa, siendo cada etapa una preparación necesaria para la que viene después.»
Tu imagen es la central eléctrica que mezcla y evoluciona, por así decirlo, a través de la cual el espíritu creador se expresa. Su acción creadora es ilimitada; no tiene principio y no tiene final, y siempre es progresiva y ordenada.
«Se desarrolla etapa a etapa, siendo cada etapa una preparación necesaria para la que viene después.»
Ahora, veamos si
podemos hacernos una idea de las diferentes etapas a través de las cuales
llegan a la existencia las cosas en el mundo.
Troward dice: «Si logramos averiguar cuál es el principio en funcionamiento que está produciendo esos resultados, podemos darle, muy rápida y fácilmente, una aplicación personal. Primero, vemos que el pensamiento de la vida o el espíritu creador sobre sí mismo es su simple conciencia de su propio ser, y esto produjo un primer éter, una sustancia universal a partir de la cual crece todo en el mundo».
Troward dice: «Si logramos averiguar cuál es el principio en funcionamiento que está produciendo esos resultados, podemos darle, muy rápida y fácilmente, una aplicación personal. Primero, vemos que el pensamiento de la vida o el espíritu creador sobre sí mismo es su simple conciencia de su propio ser, y esto produjo un primer éter, una sustancia universal a partir de la cual crece todo en el mundo».
Troward nos dice
también que
«aunque esta conciencia de ser es una base necesaria para cualquier otra posibilidad, no hay mucho que decir sobre ella».
Lo mismo ocurre con el espíritu individualizado, que eres tú. Antes de que consideres la idea de crear una imagen mental de tu deseo como algo práctico, debes tener alguna idea de tu ser, de tu «yo soy».
En cuanto tomas conciencia de tu cualidad de «ser», empiezas a disfrutar de la libertad que esta conciencia te sugiere.
Quieres hacer más y más,
y mientras realizas tu deseo en tu interior, el espíritu localizado inicia actividades conscientes en ti.
«aunque esta conciencia de ser es una base necesaria para cualquier otra posibilidad, no hay mucho que decir sobre ella».
Lo mismo ocurre con el espíritu individualizado, que eres tú. Antes de que consideres la idea de crear una imagen mental de tu deseo como algo práctico, debes tener alguna idea de tu ser, de tu «yo soy».
En cuanto tomas conciencia de tu cualidad de «ser», empiezas a disfrutar de la libertad que esta conciencia te sugiere.
Quieres hacer más y más,
y mientras realizas tu deseo en tu interior, el espíritu localizado inicia actividades conscientes en ti.
Lo que más te
interesa es la acción específica del espíritu creador de la vida, la mente
universal especializada.
El germen de Dios localizado en ti es tu personalidad, tu individualidad, y puesto que la dicha de la libertad absoluta es la naturaleza inherente de este germen de Dios, es natural que se proponga disfrutar a través de su centro específico. Y cuando crece tu comprensión de que tu ser, tu individualidad, es Dios particularizándose, desarrollas tendencias divinas de una forma natural.
El germen de Dios localizado en ti es tu personalidad, tu individualidad, y puesto que la dicha de la libertad absoluta es la naturaleza inherente de este germen de Dios, es natural que se proponga disfrutar a través de su centro específico. Y cuando crece tu comprensión de que tu ser, tu individualidad, es Dios particularizándose, desarrollas tendencias divinas de una forma natural.
- Quieres disfrutar de
la vida y de la libertad.
- Quieres libertad en tus asuntos, así como en tu conciencia,y es natural que así sea.
Con este deseo progresivo, siempre hay una imagen-pensamiento borrosa. A medida que tu deseo y tu reconocimiento van convirtiéndose en un deseo intenso, ese deseo se convierte en una imagen mental clara.
Por ejemplo, una muchacha que estudia música quiere tener un piano para poder practicar en casa. Desea el piano con tanta fuerza que puede verlo mentalmente en una de las habitaciones. Mantiene la imagen del piano y se dedica a reflexionar mentalmente sobre el placer y las ventajas de tener un piano en un rincón de la sala de estar. Un día, lo encuentra ahí, tal como lo había imaginado.
- Quieres libertad en tus asuntos, así como en tu conciencia,y es natural que así sea.
Con este deseo progresivo, siempre hay una imagen-pensamiento borrosa. A medida que tu deseo y tu reconocimiento van convirtiéndose en un deseo intenso, ese deseo se convierte en una imagen mental clara.
Por ejemplo, una muchacha que estudia música quiere tener un piano para poder practicar en casa. Desea el piano con tanta fuerza que puede verlo mentalmente en una de las habitaciones. Mantiene la imagen del piano y se dedica a reflexionar mentalmente sobre el placer y las ventajas de tener un piano en un rincón de la sala de estar. Un día, lo encuentra ahí, tal como lo había imaginado.
A medida que vaya
creciendo tu comprensión de:
Quién eres,
Del lugar de donde vienes,
De cuál es la finalidad de tu ser y de cómo vas a realizar la finalidad para la que existes,
Te permitirás cada vez más tener un centro a través del cual el espíritu creador de la vida puede disfrutar.
Y te darás cuenta de que sólo puede haber un proceso creativo que llena todo el espacio, que es el mismo en su potencialidad, tanto si es universal como si es individual.
Además, todo lo que existe, tanto en el plano visible como en el invisible, tuvo su origen en la acción localizada del pensamiento o en una imagen mental, y eso te incluye a ti, porque tú eres espíritu universal localizado, y la misma acción creativa está teniendo lugar a través de ti.
Quién eres,
Del lugar de donde vienes,
De cuál es la finalidad de tu ser y de cómo vas a realizar la finalidad para la que existes,
Te permitirás cada vez más tener un centro a través del cual el espíritu creador de la vida puede disfrutar.
Y te darás cuenta de que sólo puede haber un proceso creativo que llena todo el espacio, que es el mismo en su potencialidad, tanto si es universal como si es individual.
Además, todo lo que existe, tanto en el plano visible como en el invisible, tuvo su origen en la acción localizada del pensamiento o en una imagen mental, y eso te incluye a ti, porque tú eres espíritu universal localizado, y la misma acción creativa está teniendo lugar a través de ti.
Ahora, sin duda, te
estarás preguntando por qué hay tantas enfermedades y miseria en el mundo.
Si el mismo poder y la inteligencia que creó el mundo está en funcionamiento en la mente del hombre, ¿por qué no se manifiesta como fuerza, alegría, salud y abundancia?
Si uno puede hacer que sus deseos se hagan realidad simplemente creando una imagen mental del deseo, agarrándose a él con la voluntad y haciéndolo sin ansiedad en el plano externo, o haciendo lo que haga falta para llevar ese deseo a su realización, entonces aparentemente no hay ningún motivo para la existencia de la enfermedad y la pobreza. Sin duda, nadie desea ninguna de esas cosas.
Si el mismo poder y la inteligencia que creó el mundo está en funcionamiento en la mente del hombre, ¿por qué no se manifiesta como fuerza, alegría, salud y abundancia?
Si uno puede hacer que sus deseos se hagan realidad simplemente creando una imagen mental del deseo, agarrándose a él con la voluntad y haciéndolo sin ansiedad en el plano externo, o haciendo lo que haga falta para llevar ese deseo a su realización, entonces aparentemente no hay ningún motivo para la existencia de la enfermedad y la pobreza. Sin duda, nadie desea ninguna de esas cosas.
El primer motivo es
porque pocas personas se toman la molestia de averiguar cuáles son los
principios prácticos de las leyes de la vida. Si lo hicieran, pronto se convencerían
de que no hay ninguna necesidad de que existan las enfermedades y la pobreza
que vemos a nuestro alrededor. Se darían cuenta de que visualizar es un
principio y no una falacia.
Hay algunas
personas que han descubierto que vale la pena estudiar esta ley simple, pero
absolutamente infalible, que las liberará de la esclavitud. Sin embargo, la
raza humana en general no está dispuesta a dedicar a esos estudios el tiempo
requerido. Es demasiado sencillo o demasiado difícil. Las personas crean una
imagen de su deseo, con una ligera comprensión de la visualización, y la
mantienen durante un día o dos, aunque con frecuencia lo hacen durante una
hora, aproximadamente. Pero si insistes en verte mentalmente rodeado de las
cosas y las condiciones como tú quieres que sean,
comprenderás que la energía creativa envía su sustancia plástica en la dirección indicada por la tendencia de tus pensamientos.
Ahí reside la ventaja de mantener tu pensamiento en la forma de una imagen mental.
comprenderás que la energía creativa envía su sustancia plástica en la dirección indicada por la tendencia de tus pensamientos.
Ahí reside la ventaja de mantener tu pensamiento en la forma de una imagen mental.
Cuanto más entusiasmo
y fe puedas poner en tu imagen, más rápidamente adoptará una forma visible, y
tu entusiasmo crecerá si mantienes en secreto tu deseo.
En cuanto se lo cuentas a cualquier alma viviente, en ese momento tu poder se debilita. Tu poder, tu atracción magnética, ya no es tan fuerte y, en consecuencia, no puedes llegar tan lejos. Cuanto más perfectamente guardado esté el secreto entre tu mente y tu ser exterior, más vitalidad le darás a tu poder de atracción. Uno cuenta sus problemas para debilitarlos, para quitárselos de la mente y, cuando un pensamiento es revelado, su poder se disipa. Háblalo contigo mismo, e incluso escríbelo, y luego destruye inmediatamente el papel.
En cuanto se lo cuentas a cualquier alma viviente, en ese momento tu poder se debilita. Tu poder, tu atracción magnética, ya no es tan fuerte y, en consecuencia, no puedes llegar tan lejos. Cuanto más perfectamente guardado esté el secreto entre tu mente y tu ser exterior, más vitalidad le darás a tu poder de atracción. Uno cuenta sus problemas para debilitarlos, para quitárselos de la mente y, cuando un pensamiento es revelado, su poder se disipa. Háblalo contigo mismo, e incluso escríbelo, y luego destruye inmediatamente el papel.
Sin embargo, esto no
quiere decir que debas esforzarte enérgicamente en obligar al poder a
desarrollar tu imagen de la forma especial en que tú crees que debería hacerlo.
Ese método pronto te agotará e impedirá la realización de tu fin.
Un pariente rico no tiene que morirse necesariamente, ni tiene alguien que perder su fortuna en la calle, para que se materialicen los 10.000 dólares que te estás imaginando mentalmente.
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Un pariente rico no tiene que morirse necesariamente, ni tiene alguien que perder su fortuna en la calle, para que se materialicen los 10.000 dólares que te estás imaginando mentalmente.
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Uno de los porteros
del edificio en el que vivo oyó a unos visitantes que salían de mi piso hablar
sobre el acto imaginar deseos mentalmente.
El deseo promedio era de 550 dólares. Él consideró que cinco dólares eran lo más adecuado para él y empezó a visualizarlo, sin tener ni idea de dónde o cómo los iba a conseguir.
Entre tanto, mi loro se escapó volando por la ventana, de modo que llamé por teléfono a los hombres que estaban en el patio para que lo atraparan para mí.
Uno de ellos lo consiguió, pero el loro le mordió el dedo. El portero, que tenía los guantes puestos y no temía que el animal le hiciera una herida similar, lo agarró y subió a traérmelo. Le di cinco billetes de un dólar por el servicio. Su repentina recompensa lo sorprendió. Me contó con entusiasmo que había estado visualizando exactamente cinco dólares, simplemente porque había oído decir que otras personas visualizaban. Estaba encantado ante la inesperada realización de su imagen mental.
El deseo promedio era de 550 dólares. Él consideró que cinco dólares eran lo más adecuado para él y empezó a visualizarlo, sin tener ni idea de dónde o cómo los iba a conseguir.
Entre tanto, mi loro se escapó volando por la ventana, de modo que llamé por teléfono a los hombres que estaban en el patio para que lo atraparan para mí.
Uno de ellos lo consiguió, pero el loro le mordió el dedo. El portero, que tenía los guantes puestos y no temía que el animal le hiciera una herida similar, lo agarró y subió a traérmelo. Le di cinco billetes de un dólar por el servicio. Su repentina recompensa lo sorprendió. Me contó con entusiasmo que había estado visualizando exactamente cinco dólares, simplemente porque había oído decir que otras personas visualizaban. Estaba encantado ante la inesperada realización de su imagen mental.
Lo único que tienes
que hacer es crear una imagen mental así de lo que más deseas y mantenerla
alegremente en su sitio con tu voluntad,
siempre consciente de que el mismo poder infinito
que creó el universo te trajo a la forma con el propósito de divertirse en
ti y a través de ti. Y puesto que es todo vida, amor, luz, poder, paz, belleza
y alegría, y es el único poder creador que existe, la forma que adopte en ti y
a través de ti depende de la dirección que tu pensamiento le haya dado. En ti
está indiferenciado, esperando a tomar cualquier dirección que se le dé cuando pase por el instrumento que él ha
creado con el propósito de distribuirse.
Este poder es el que
te permite transferir tus pensamientos de una forma a otra. El poder de cambiar
de idea es el poder individualizado que toma la iniciativa, dando dirección a
la sustancia fluida que está contenida en cada pensamiento.
Darle a esa sustancia plástica altamente sensible cualquier forma que desees mediante la visualización es lo más sencillo del mundo. Cualquiera puede hacerlo con una pequeña dosis de esfuerzo.
Darle a esa sustancia plástica altamente sensible cualquier forma que desees mediante la visualización es lo más sencillo del mundo. Cualquiera puede hacerlo con una pequeña dosis de esfuerzo.
Cuando realmente
estás convencido de que tu mente es un centro a través del cual toma forma
involuntariamente la sustancia plástica de todo lo que existe en tu mundo, la
única razón por la que tu imagen no siempre se materializa es porque has
introducido algo que es antagónico al principio fundamental.
Con mucha frecuencia, este elemento destructivo es causado por la frecuencia con que cambias tus imágenes.
Después de muchos de esos cambios, decides que, después de todo, lo que quieres es tu deseo original. Al llegar a esta conclusión, empiezas a preguntarte por qué, «siendo la primera imagen», no se ha materializado. La sustancia plástica con la que estás tratando mentalmente es más sensible que la película fotográfica más sensible. Si, al tomar una fotografía, recuerdas súbitamente que ya habías tomado otra fotografía en esa misma placa, no puedes esperar un resultado perfecto en ninguna de las dos imágenes.
Con mucha frecuencia, este elemento destructivo es causado por la frecuencia con que cambias tus imágenes.
Después de muchos de esos cambios, decides que, después de todo, lo que quieres es tu deseo original. Al llegar a esta conclusión, empiezas a preguntarte por qué, «siendo la primera imagen», no se ha materializado. La sustancia plástica con la que estás tratando mentalmente es más sensible que la película fotográfica más sensible. Si, al tomar una fotografía, recuerdas súbitamente que ya habías tomado otra fotografía en esa misma placa, no puedes esperar un resultado perfecto en ninguna de las dos imágenes.
Por otro lado, es
posible que hayas tomado dos fotografías en la misma placa sin darte cuenta.
Cuando la placa es revelada y aparece la imagen, tú no condenas al principio de
la fotografía, ni te quedas perplejo, pues comprendes por qué tu fotografía
ha salido de una forma tan insatisfactoria.
No sientes que es imposible que puedas obtener una imagen buena, clara, del sujeto en cuestión.
Sabes que puedes hacerlo simplemente empezando de nuevo desde el principio, poniendo una nueva placa y decidiendo ser más cuidadoso al tomar la fotografía la próxima vez.
Cuando sigues estas pautas, estás seguro de obtener un resultado satisfactorio. Si actúas de la misma manera con tu imagen mental, cumpliendo con tu parte con un estado mental igualmente confiado, el resultado será igual de perfecto.
No sientes que es imposible que puedas obtener una imagen buena, clara, del sujeto en cuestión.
Sabes que puedes hacerlo simplemente empezando de nuevo desde el principio, poniendo una nueva placa y decidiendo ser más cuidadoso al tomar la fotografía la próxima vez.
Cuando sigues estas pautas, estás seguro de obtener un resultado satisfactorio. Si actúas de la misma manera con tu imagen mental, cumpliendo con tu parte con un estado mental igualmente confiado, el resultado será igual de perfecto.
Las
leyes de la visualización son tan infalibles como las leyes que
gobiernan la fotografía. De hecho, la fotografía es el resultado de visualizar.
Una vez más, tus resultados al visualizar y tus deseos pueden ser imperfectos o
retrasarse a causa de un mal uso de este poder, debido al pensamiento de que la
realización de tu deseo depende de ciertas personas o condiciones.
El principio creador no depende, en modo alguno, de ninguna persona, lugar o cosa. No tiene pasado y no conoce ningún futuro.
El principio creador no depende, en modo alguno, de ninguna persona, lugar o cosa. No tiene pasado y no conoce ningún futuro.
La
ley dice que el principio creador de la vida es «el aquí universal y el ahora
eterno».
Crea sus propios vehículos a través de los cuales opera.
Por lo tanto, las experiencias del pasado no tienen nada que ver con tu imagen actual. Así que no intentes obtener tu deseo a través de un canal que puede no ser natural para él, aunque te parezca razonable.
Tu sentimiento debería ser que la cosa, o la conciencia, que tanto deseas es normal y natural, una parte de ti, una forma de tu evolución. Si puedes hacer esto, no hay ningún poder que pueda impedirte disfrutar de la realización de la imagen con la que estás trabajando, o de cualquier otra.
Crea sus propios vehículos a través de los cuales opera.
Por lo tanto, las experiencias del pasado no tienen nada que ver con tu imagen actual. Así que no intentes obtener tu deseo a través de un canal que puede no ser natural para él, aunque te parezca razonable.
Tu sentimiento debería ser que la cosa, o la conciencia, que tanto deseas es normal y natural, una parte de ti, una forma de tu evolución. Si puedes hacer esto, no hay ningún poder que pueda impedirte disfrutar de la realización de la imagen con la que estás trabajando, o de cualquier otra.
Capítulo 5
Expresiones
de los principiantes
Cientos de personas se han dado cuenta de que
«visualizar es parecido a tener una lámpara de Aladino para todo aquel que
cuenta con una voluntad poderosa».
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El general Foch dice que se sentía tan indignado durante la guerra franco-prusiana en 1870, que se visualizó conduciendo a un ejército francés a la victoria contra los alemanes. Dijo que había creado esta imagen, se había fumado una pipa y había esperado. Este es un resultado del acto visualizar que todos conocemos.
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El general Foch dice que se sentía tan indignado durante la guerra franco-prusiana en 1870, que se visualizó conduciendo a un ejército francés a la victoria contra los alemanes. Dijo que había creado esta imagen, se había fumado una pipa y había esperado. Este es un resultado del acto visualizar que todos conocemos.
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El invierno pasado,
una famosa actriz escribió un largo artículo en uno de los principales
periódicos dominicales en el que describía cómo se deshizo de un exceso de
grasa corporal y de peso visualizando constantemente su figura tal como quería
que fuera.
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Mientras estaba dando unas conferencias en Nueva York,
recibí una interesante
carta de la esposa de un médico. Empezaba diciendo
que esperaba que yo nunca dejara de dar conferencias sobre la
visualización, con las que hacía posible que la humanidad se diera cuenta del
maravilloso hecho de que poseía en su interior el método para su liberación.
Refiriéndose a su propia experiencia, me decía que había nacido en el lado
este de Nueva York, en el barrio más pobre.
Desde su más temprana infancia había albergado el sueño de casarse algún día con un médico.
Este sueño se había convertido gradualmente en una imagen mental fija. El primer empleo que consiguió fue como niñera en la familia de un médico
Desde su más temprana infancia había albergado el sueño de casarse algún día con un médico.
Este sueño se había convertido gradualmente en una imagen mental fija. El primer empleo que consiguió fue como niñera en la familia de un médico
Tras dejar a esa familia, entró a trabajar
con la familia de otro médico. La esposa de su jefe murió y, con el tiempo, el
médico acabó casándose con ella: el resultado de un anhelo imaginado durante
mucho tiempo.
Después de eso, tanto ella como su marido concibieron la idea de tener una granja agrícola en el sur de Estados Unidos. Formaron la imagen mental de la idea y pusieron su fe en que acabara cumpliéndose.
La carta que me enviaba venía de su granja en el sur. La esposa del médico la había escrito estando ahí. Su segunda imagen mental había visto la luz de la materialización.
Después de eso, tanto ella como su marido concibieron la idea de tener una granja agrícola en el sur de Estados Unidos. Formaron la imagen mental de la idea y pusieron su fe en que acabara cumpliéndose.
La carta que me enviaba venía de su granja en el sur. La esposa del médico la había escrito estando ahí. Su segunda imagen mental había visto la luz de la materialización.
Cada día me llegan
muchas cartas de características similares. El siguiente es un caso que
apareció en el diario New York Herald en mayo de 1921:
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«Atlantic
City, 5 de mayo. Era una mujer anciana y hoy, cuando fue llevada ante el juez Clarence Goldenberg en el tribunal de policía, estaba tan débil
y cansada que a duras penas podía tenerse en pie.
El juez preguntó al guarda del tribunal de qué se la acusaba. "De robar una botella de leche, su señoría", replicó el oficial.
"Lo cogió de la entrada de una casita en el centro de la cuidad al amanecer, esta mañana." "¿Por qué hizo eso?", le preguntó a la anciana el juez Goldenberg.
"Tenía hambre", dijo ella. "No tenía ni un centavo y no tenía forma de conseguir nada para comer, excepto robándolo. Pensé que a nadie le importaría que me llevara una botella de leche."
"¿Cuál es su nombre?", preguntó el juez.
"Weinberg", dijo la anciana, "Elizabeth Weinberg".
El juez Goldenberg le hizo algunas preguntas sobre su persona y luego dijo:
El juez preguntó al guarda del tribunal de qué se la acusaba. "De robar una botella de leche, su señoría", replicó el oficial.
"Lo cogió de la entrada de una casita en el centro de la cuidad al amanecer, esta mañana." "¿Por qué hizo eso?", le preguntó a la anciana el juez Goldenberg.
"Tenía hambre", dijo ella. "No tenía ni un centavo y no tenía forma de conseguir nada para comer, excepto robándolo. Pensé que a nadie le importaría que me llevara una botella de leche."
"¿Cuál es su nombre?", preguntó el juez.
"Weinberg", dijo la anciana, "Elizabeth Weinberg".
El juez Goldenberg le hizo algunas preguntas sobre su persona y luego dijo:
"Bueno, ahora no
es usted muy rica, pero ya no es pobre.
Llevo meses buscándola. Tengo 500 dólares que le pertenecen, de la herencia de un familiar suyo. Yo soy el albacea del testamento".»
Llevo meses buscándola. Tengo 500 dólares que le pertenecen, de la herencia de un familiar suyo. Yo soy el albacea del testamento".»
El juez Goldenberg
pagó la multa de la mujer de su propio bolsillo y luego la llevó a su oficina,
donde le entregó su herencia y envió a un policía a que le encontrara un sitio
donde hospedarse.
Más tarde me enteré
de que esta mujer menuda había estado deseando e imaginando mentalmente 500
dólares, al tiempo que ignoraba cómo podrían llegar a ella. Pero mantuvo su visión
y la fortaleció con su fe.
En
un número reciente de la revista GoodHousekeeping había un artículo escrito
por Addington Bruce, titulado «Fortalecer sus agallas mentales». Es sumamente
instructivo y beneficiaría a cualquiera que lo leyera.
En una parte, dice: «El hábito de dedicar unos pocos momentos cada día a pensar en su trabajo a lo grande, de una forma amplia e imaginativa, es una necesidad vital para usted y un servicio útil para la sociedad».
En una parte, dice: «El hábito de dedicar unos pocos momentos cada día a pensar en su trabajo a lo grande, de una forma amplia e imaginativa, es una necesidad vital para usted y un servicio útil para la sociedad».
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Huntington el gran
magnate ferroviario, antes de empezar a construir la vía que iba de costa a
costa, dijo que había tomado cientos de viajes a lo largo de la línea antes de
que la vía estuviera construida.
Dicen que se sentaba durante horas con un mapa de los Estados Unidos delante de él y viajaba mentalmente de costa a costa, exactamente como lo hacemos ahora en su imagen mental realizada. Podría llamar tu atención con cientos de casos similares.
Dicen que se sentaba durante horas con un mapa de los Estados Unidos delante de él y viajaba mentalmente de costa a costa, exactamente como lo hacemos ahora en su imagen mental realizada. Podría llamar tu atención con cientos de casos similares.
El mejor método de
imaginar aquello que deseas es, a la vez, sencillo y agradable, si comprendes
el principio que está detrás lo bastante bien como para creerlo.
En primer lugar y por encima de todo, asegúrate de saber qué es lo que realmente quieres, A continuación, especializa tu deseo siguiendo esa dirección.
En primer lugar y por encima de todo, asegúrate de saber qué es lo que realmente quieres, A continuación, especializa tu deseo siguiendo esa dirección.
Capítulo 6
Sugerencias para crear tu imagen mental
Quizás desees
sentir que has vivido con alguna finalidad. Quieres estar satisfecho y feliz y sientes que con una buena salud y
un negocio exitoso podrías disfrutar de ese estado de ánimo.
Cuando finalmente has decidido, de una vez por todas, qué es lo que quieres, entonces empiezas a imaginarte sano, y que tu negocio es un éxito tan grande como puedes llegar a concebir naturalmente.
Cuando finalmente has decidido, de una vez por todas, qué es lo que quieres, entonces empiezas a imaginarte sano, y que tu negocio es un éxito tan grande como puedes llegar a concebir naturalmente.
El mejor momento para
crear y definir tu imagen es justo antes de
desayunar y antes de retirarte a dormir por la noche.
Puesto que es necesario que te concedas una gran cantidad de tiempo, podría ser necesario que te levantases más temprano que de costumbre.
Entra en una habitación en la que nadie te moleste, medita durante unos minutos sobre el funcionamiento práctico de la ley de la visualización y pregúntate: «¿Cómo llegaron a existir las cosas que me rodean?», « ¿En qué me puede ayudar entrar en contacto más rápidamente con el suministro invisible?».
Puesto que es necesario que te concedas una gran cantidad de tiempo, podría ser necesario que te levantases más temprano que de costumbre.
Entra en una habitación en la que nadie te moleste, medita durante unos minutos sobre el funcionamiento práctico de la ley de la visualización y pregúntate: «¿Cómo llegaron a existir las cosas que me rodean?», « ¿En qué me puede ayudar entrar en contacto más rápidamente con el suministro invisible?».
Alguien pensó que la comodidad se
expresaría y se experimentaría mejor si la persona estuviera sentada en una
silla, y no en el suelo.
En el comienzo de la meditación, la silla representaba el deseo de estar cómodo. Con ello llegó la imagen de una especie de silla. Este mismo principio se aplica al sombrero y a la ropa que vistes. Entra detenidamente en esta idea del principio que está detrás de la cosa. Establécela como una experiencia personal; conviértela en una realidad para tu conciencia.
SOY UN IMAN ATRAIGO LO POSITIVO - EL PODER INTERIOR
En el comienzo de la meditación, la silla representaba el deseo de estar cómodo. Con ello llegó la imagen de una especie de silla. Este mismo principio se aplica al sombrero y a la ropa que vistes. Entra detenidamente en esta idea del principio que está detrás de la cosa. Establécela como una experiencia personal; conviértela en una realidad para tu conciencia.
Si eres concienzudo al hacerlo, te
encontrarás en la profunda conciencia que está debajo de la superficie de tu
propio poder de pensamiento. Entonces, abre una ventana, respira profundamente
unas diez veces y, durante ese tiempo, dibuja un gran círculo imaginario de luz
a tu alrededor. Mientras inspiras (manteniéndote en el centro de este círculo
de luz) visualiza grandes rayos de luz provenientes del círculo penetrando en
tu cuerpo en todos los puntos, centralizándose en tu plexo solar.
Contén
la respiración unos momentos en esta luz central tu cuerpo (el plexo solar) y
luego espira lentamente. Mientras haces esto mentalmente, debes ver rayos
imaginarios, o chorros de luz, que suben por el cuerpo, y luego bajan y salen
por los pies. Mentalmente, rocía todo tu cuerpo con esta luz imaginaria. Cuando
hayas terminado el ejercicio de respiración siéntate en una silla recta y
cómoda y hazte saber mentalmente que sólo hay una vida, una sustancia, y que
esa sustancia de vida del universo está encontrando placer al reconocerse en
ti. Repite algunas afirmaciones de este tipo hasta que sientas la verdad y la
realidad de las palabras que estás pronunciando. A continuación, empieza a
crear tu imagen.
Tanto si tu deseo es tener un estado de
conciencia como poseer algo, pequeño o grande, empieza desde el principio. Si quieres una
casa, empieza viéndote en el tipo de casa que deseas. Recórrela toda, fijándote detenidamente en las
habitaciones, en dónde están las ventanas y en otros detalles de ese
tipo, ya que te ayudarán a sentir la realidad de tu concepto.
Podrías cambiar algunos muebles y
mirarte en algunos de los espejos simplemente
para comprobar lo sano, rico y feliz que te ves. Vuelve a repasar ni
imagen una y otra vez hasta que sientas que es real. Luego, ponlo todo por escrito, exactamente como lo has visto, con la sensación de que «Lo mejor de lo mejor es mío.
No hay ningún límite para mí, porque mi mente es un centro de operación divina»,
y tu imagen se hará realidad con la misma certeza con que,
en tu mundo físico, el sol brillará.
Capítulo 7
Cosas
que hay que recordar
Al
usar el poder de tu pensamiento para la producción de nuevas circunstancias,
considera los siguientes puntos:
1. Asegúrate
de saber qué circunstancias deseas producir. Luego sopesa cuidadosamente a qué
otros resultados te llevará la realización de tu deseo.
2. Al
dejar que tu pensamiento se recree en una imagen mental, estás concentrando el
espíritu creador en ese centro, donde todas sus fuerzas están igualmente
equilibradas.
3. Visualizar
lleva tu mente objetiva a un estado de equilibrio que te permite dirigir
conscientemente el fluir del espíritu hacia
un fin claramente reconocido y guiar con cuidado tu forma de pensamiento para
que no fluya en la dirección opuesta.
4. Siempre
debes tener presente que estás tratando con una maravillosa energía potencial
—que todavía no está diferenciada en ningún molde particular, y que por la
acción de tu mente puede diferenciarse encajando en cualquier molde que tú
desees—. Tu imagen te ayuda a mantener
tu mente fija en el hecho de que está teniendo lugar la afluencia de esta
energía creativa. Además, con tu imagen mental estás determinando la dirección
que quieres que tome el poder creador sensible, y al hacerlo la exteriorización
de tu imagen se convierte en una certeza.
5. Recuerda
que cuando estás visualizando correctamente no hay ningún esfuerzo enérgico en
tus pensamientos para mantener tus formas de pensamiento en su sitio. El esfuerzo
enérgico acaba con tu finalidad y sugiere la conciencia de una fuerza adversa
contra la que hay que luchar, y esto crea condiciones adversas para tu imagen.
6. Al
mantener tu imagen con un estado de ánimo alegre, dejas fuera a todos los
pensamientos que dispersarían el núcleo espiritual de la misma. Puesto que la
ley es creativa en su acción, tu deseo imaginado se realizará con certeza.
7. La
séptima e importante cuestión que debes recordar al visualizar es que estás
creando una imagen mental con la finalidad de determinar la cualidad que le
estás dando a la sustancia y la energía anteriormente indiferenciadas, y no organizando
las circunstancias específicas para su manifestación. Ésa es tarea del propio
poder creador. Él construirá sus propias formas de expresión con bastante
naturalidad, si tú se lo permites, y te ahorrará un montón de ansiedad innecesaria.
Lo que realmente quieres es una expansión en cierta dirección, ya sea de salud,
riqueza o cualquier otra cosa, y mientras la consigas (como, sin duda, lo
harás, si mantienes tu imagen con confianza) qué importa si te llega a través
de un canal con el que creías que podías contar o a través de algún otro canal
cuya existencia desconocías del todo. Estás concentrando energía de un
determinado tipo para una finalidad particular. Ten esto en mente y deja que
los detalles específicos se ocupen de sí mismos, y jamás menciones tu intención
a nadie.
Recuerda siempre que la naturaleza, desde su
superficie claramente visible hasta sus más misteriosas profundidades, es un
inmenso almacén de luz y de bien totalmente dedicados a tu uso individual. Tu
unidad consciente con el gran todo es el secreto del éxito, y cuando hayas
comprendido esto podrán disfrutar de la posesión de la totalidad o de una parte
de ella a voluntad, porque mediante tu reconocimiento la has hecho tuya y
puedes hacerlo cada vez más.
Jamás olvides que todas las cosas físicas,
tanto si están a tu favor como si están en tu contra, fueron un pensamiento
sostenido antes de convertirse en cosas.
El pensamiento como pensamiento no es ni
bueno ni malo; es acción creativa, y siempre adopta una forma física.
Por lo tanto, los pensamientos en los
que insistes se convierten en cosas que posees o no posees.
Capítulo 8
Por qué me dediqué a estudiar la ciencia
mental
A menudo me han preguntado por los motivos por los que
empecé a estudiar la ciencia
mental y
acerca de los resultados de mi búsqueda, no sólo en cuanto al conocimiento de los
principios, sino también a la aplicación de dichos conocimientos en el desarrollo
de mi propia vida y experiencia.
Estas preguntas son justificables porque
alguien que intenta realizar el papel de mensajero y enseñar las verdades psicológicas
sólo puede ser efectivo y convincente si él, o ella, las ha probado en el laboratorio de la experiencia mental. Esto se aplica
especialmente a mi caso, pues fui la única alumna de
Thomas Troward, el más grande maestro de la ciencia mental de la actualidad,
cuyas enseñanzas se basan en la relación entre la mente individual y la mente
creativa universal, que es la dadora de vida, y la forma
en que esa relación puede ser invocada para
asegurar la expansión y una expresión más plena de la vida individual.
Lo que me impulsó inicialmente a
estudiar la ciencia mental fue una abrumadora sensación de soledad. A toda vida
llegan experiencias de aislamiento espiritual, como las que en aquella época
predominaban en mi vida. A pesar del hecho de que cada día me encontraba con
amigos, rodeada de regocijo y alegría, tenía la persistente sensación de que
estaba sola en el mundo. Había enviudado tres años atrás y había estado
viajando de país en país, buscando la serenidad de ánimo.
Las circunstancias y el entorno de mi
vida eran tales que mis amigos me consideraban una joven inusualmente afortunada.
Aunque reconocían que había sufrido una gran pérdida cuando mi marido murió,
sabían que me había dejado en una buena situación económica, libre para ir a
cualquier lugar cuando quisiera y con muchos amigos. Sin embargo, si mis amigos
hubieran podido penetrar en mis emociones más íntimas, habrían encontrado un
profundo sentimiento de vacío y aislamiento. Ese sentimiento estimuló en mí un
espíritu inquieto que me impulsó cada vez más a una infructuosa búsqueda en el
exterior de algo que más tarde comprendí que sólo podía obtenerse en el
interior.
Estudié
la ciencia cristiana, pero no me proporcionó ningún consuelo, aunque me di
cuenta plenamente del gran trabajo que estaban realizando los científicos, e
incluso tuve el placer y el privilegio de conocer a la señora Eddy personalmente.
Pero me resultaba imposible aceptar las enseñanzas fundamentales de la ciencia
cristiana y hacer una aplicación práctica de ellas.
Estaba a punto de abandonar la búsqueda de
felicidad y de resignarme a retomar mi vida de aparente diversión, cuando una
amiga me invitó a visitar al gran vidente y maestro Abdul Baha. Después de
entrevistarme con ese hombre tan maravilloso, mi búsqueda de alegría empezó a
dar un giro. El me dijo que viajaría por todo el mundo buscando la verdad y
que, cuando la hallara, hablaría de ella. En aquel momento, el cumplimiento de
esa afirmación de ese gran vidente me pareció imposible. Pero contenía una
dosis de ánimo y, al menos, indicaba que mi búsqueda anterior había ido en la
dirección equivocada. De una forma débil e insegura, empecé a encontrar alegría
en mi interior, porque Abdul Baha
me había dado a entender que hallaría la verdad. Eso era lo importante, y
prácticamente lo único que yo recordaba de nuestra entrevista.
Unos días más tarde, al visitar el despacho
de un practicante del Nuevo Pensamiento, me llamó la atención un libro que estaba sobre su mesa, titulado Las conferencias
de Edimburgo sobre ciencia mental, de Thomas Troward. Me
sorprendió ver que Troward era un
juez retirado del Punjab, en
la India. Compré
el libro, pensando que lo leería esa misma tarde. Muchos han intentado hacer lo
mismo, pero se han encontrado, igual que yo, con que el libro debe ser
estudiado para ser comprendido, y cientos de personas han decidido, como lo
hice yo, dedicarle toda su atención.
Después de haber encontrado este libro, que
era un tesoro, me fui al campo durante unos días y, mientras estaba ahí, estudié
el volumen lo más minuciosamente que pude. Me pareció extremadamente difícil y
decidí comprar otro libro de Troward, con
la esperanza de que su estudio no requeriría tanto esfuerzo. Al preguntar, me dijeron que el
volumen siguiente, Las conferencias de Dore, era mucho más sencillo
y era el mejor de los dos libros. Tardé semanas y meses en tener siquiera una
vaga idea del significado del primer capítulo de Dore, que se titulaba «Entrar
en el espíritu de ello». Con esto quiero decir que tardé meses en entrar en el
espíritu de lo que estaba leyendo.
Pero, entre tanto, un párrafo de la
página 26 llamó mi atención porque me pareció que era lo más grande que había
leído jamás. Lo memoricé y me esforcé con toda mi alma en entrar en el espíritu
de las palabras de Troward. El párrafo dice: «Mi mente es un centro de operación
divina. La operación divina es siempre para la expansión y para una expresión
más plena, y esto significa la producción de algo que va más allá de lo que ha
existido antes, algo enteramente nuevo, no incluido en la experiencia anterior,
aunque proveniente de ella mediante una secuencia ordenada de crecimiento. Por
lo tanto, puesto que lo divino no puede cambiar su naturaleza inherente, debe
operar de la misma manera conmigo; en consecuencia, en mi propio mundo
especial, del cual yo soy el centro, avanzará para producir nuevas
condiciones, siempre por delante de cualquiera que haya existido
anteriormente».
Fue
necesario un esfuerzo por mi parte para memorizar este párrafo, pero en el
esfuerzo hacia este fin, las palabras parecían llevar consigo un cierto
estímulo. Cada repetición del párrafo hacía que me resultara más fácil entrar
en su espíritu. Las palabras expresaban exactamente lo que yo había estado
buscando. Mi único deseo era tener serenidad de ánimo. Encontré reconfortante
creer que la operación divina en mí podía expandirse hacia una expresión más
plena y producir cada vez más alegría —en realidad, una serenidad de ánimo y un
grado de satisfacción mayores de los que había conocido jamás-. El párrafo me
inspiró todavía más un profundo interés por sentir que la chispa de vida en mí
podía traer a mi vida algo completamente nuevo. No deseaba borrar mis
experiencias del pasado, pero continuar a partir de ellas traería algo nuevo
que trascendería cualquier cosa que yo hubiera experimentado antes.
La meditación sobre estas afirmaciones trajo
consigo un cierto sentimiento de alegría. Qué maravilloso sería si yo pudiera
aceptar y creer sinceramente, sin ningún atisbo
de duda, que esa afirmación de Troward era verdad. Ciertamente, lo divino no
podía cambiar su naturaleza inherente, y
puesto que la vida divina está actuando en mí, debo de estar
divinamente habitada, y lo divino en mí debe de operar de igual manera que
opera en el plano universal. Esto significaba
que todo mi mundo de circunstancias, amigos
y condiciones acabaría siendo un mundo de alegría y disfrute, del cual
«Yo soy el centro". Todo esto
ocurriría en cuanto yo fuera capaz de controlar mi mente y, por ende,
proporcionar un centro concreto alrededor del cual las energías divinas
pudieran jugar.
Sin
duda, valía la pena probarlo. Si Troward había hallado esta verdad, ¿por qué yo
no? La idea hizo que me ciñera a mi tarea. Más adelante decidí estudiar con el
hombre que había realizado y entregado al mundo una afirmación tan maravillosa.
Me había hecho salir de mi estado de desaliento. La dificultad inmediata era
que necesitaba más
dinero.
dinero.
Capítulo 9
Cómo atraje veinte mil
dólares
En el laboratorio de
experiencias en el que mi recién revelada relación con la operación divina
debía ser probada, el primer problema fue económico. Mis ingresos eran los que habían sido estipulados,
los cuales eran suficientes para cubrir mis necesidades diarias, pero no parecían ser suficientes para permitirme viajar
cómodamente a Inglaterra, donde vivía Troward, y quedarme ahí durante un
período indefinido para estudiar con un maestro tan grande como debía de ser
él. De modo que, antes de averiguar si Troward aceptaba alumnos o, en caso de
que lo hiciera, si yo cumplía con los
requisitos, empecé a utilizar el párrafo que había memorizado. Todos los días,
de hecho, prácticamente a todas horas, las palabras estaban en mi mente: «Mi mente es un centro de operación divina, y
operación divina significa expansión
hacia algo mejor que lo que ha existido antes». En el libro dedicado a
las conferencias de Edimburgo había leído
algo sobre la ley de atracción y en el capítulo de «Causas y condiciones» había obtenido una vaga idea de lo que era visualizar.
De modo que, cada noche, antes de irme a dormir, creaba una
imagen mental de los veinte mil dólares que deseaba. Cada noche,
en mi dormitorio, contaba veinte billetes de mil dólares y, luego, con la idea
de impresionar mi mente de una forma más enfática
con el hecho de que esos veinte mil dólares eran
para ir a Inglaterra y estudiar con
Troward, escribía lo que imaginaba.
Me veía comprando un billete para el buque de vapor, caminando de aquí a
allá en la cubierta del barco que va de Nueva
York a Londres y, por último, me veía siendo aceptada como alumna de Troward.
Este proceso se repetía cada mañana y cada noche, siempre
grabando más y más plenamente en mi mente la afirmación de Troward que había memorizado: «Mi mente es un centro de operación divina». Me
esforzaba por mantener esta afirmación en la parte posterior de mi conciencia
todo el tiempo sin tener en la mente ningún pensamiento sobre cómo podría conseguir
el dinero. Probablemente la razón por la cual no había ningún pensamiento sobre
los caminos por los que el dinero podría
llegar a mí era porque no podía imaginar que de
dónde podrían venir los veinte mil dólares. De modo que simplemente mantuve
mi pensamiento firme y dejé que el poder de atracción encontrara sus propios
caminos y medios.
Un día,
mientras estaba caminando por la calle, haciendo mis ejercicios de respiración profunda, me vino un pensamiento: «Mi mente es, sin duda, un
centro de operación divina. Dios llena todo el espacio, entonces Dios debe de estar
también en mi mente. Si quiero este dinero para estudiar con Troward para poder conocer la verdad de la vida,
entonces tanto el dinero como la verdad
deben ser míos, aunque todavía no soy capaz de sentir o ver las manifestaciones físicas de ninguna de las dos cosas»,
declaré. «Deben ser míos.»
Mientras tenían lugar estas reflexiones en mi
mente, un pensamiento pareció venir
de mi interior: «Yo soy toda la sustancia que existe». Luego, de otro canal de
mi cerebro, pareció que venía la respuesta: «Por supuesto que es así: todo debe tener su inicio en la
mente. El "yo", la idea, debe ser la sustancia única y original
que existe, y eso significa dinero,
así como todo lo demás». Mi mente aceptó
esta idea e inmediatamente toda la tensión de
la mente
y el cuerpo desapareció.
Tenía una
sensación de absoluta certeza de estar
en contacto con todo el poder que la vida tiene para dar. Todo pensamiento sobre el dinero,
sobre el maestro, o incluso sobre mi propia personalidad se desvaneció
en la gran corriente de alegría que recorrió todo mi ser. Seguí caminando
mientras ese sentimiento de alegría iba aumentando constantemente y
expandiéndose, hasta que todo lo que me rodeaba pareció brillar con una luz resplandeciente. Cada persona junto a la que
pasaba estaba tan iluminada como yo. Toda
conciencia de la personalidad había desaparecido y en su lugar llegó esa
estupenda y casi abrumadora sensación de alegría y satisfacción.
Aquella noche, cuando desarrollé mi imagen de
los veinte mil dólares, fue con un aspecto completamente distinto. En las
ocasiones anteriores, mientras creaba mi imagen mental, había sentido que
estaba despertando algo en mí. Esta vez no hubo ninguna sensación de esfuerzo.
Simplemente conté los veinte mil dólares. Luego, de una forma totalmente
inesperada, proveniente de una fuente de la que yo no era consciente en esos
momentos, pareció abrirse un posible camino por el que el dinero podría llegar
a mí.
Al
principio me costó un gran esfuerzo no emocionarme. Me parecía tan maravilloso,
tan glorioso, estar en contacto con la fuente de suministro. Pero, ¿no había
advenido Troward a sus lectores que mantuvieran toda excitación fuera de sus mentes
cuando se dieran cuenta por primera vez, de la unión con el suministro
infinito, y que trataran este hecho como el resultado perfectamente natural que
se había conseguido con nuestra petición? Esto me resultaba todavía más difícil
que mantener el pensamiento de que «yo soy toda la sustancia que existe; yo (idea) soy el principio de toda forma,
visible o invisible».
En
cuanto se presentaba una circunstancia que indicaba la dirección por la cual
podrían aparecer los veinte mil dólares, yo no sólo hacía un esfuerzo supremo por
contemplar con calma la dirección indicada como el primer brote de la semilla
que había sembrado en lo absoluto, sino que no dejaba piedra por mover para seguir esa
dirección cumpliendo con mi parte. Cuando
lo hacía, una circunstancia parecía llevar naturalmente a otra, hasta que, paso a paso, conseguí mis
deseados veinte mil dólares. Mi mayor esfuerzo fue mantener mi mente equilibrada
y libre de excitación.
El primer fruto concreto de mi estudio
de la ciencia mental tal como se
explicaba en el libro de Troward había llegado porque yo había seguido
minuciosamente los métodos que él describía. En esta explicación, por lo tanto,
el mejor regalo que puedo
ofrecer al lector es citar el libro de Troward, Las conferencias de Edimburgo sobre ciencia mental, del cual se puede obtener una idea completa de la línea de acción
que yo estaba esforzándome por seguir.
En el capítulo sobre causas y condiciones, dice: «Para
obtener buenos resultados, debemos entender correctamente nuestra
relación con el gran poder impersonal que
estamos utilizando. Es inteligente, y nosotros somos inteligentes, y las
dos inteligencias deben cooperar.
»No debemos actuar irracionalmente ante la ley, esperando que haga por nosotros lo
que sólo puede hacer a través de nosotros. Por lo tanto, debemos usar nuestra inteligencia con el conocimiento de que está actuando como instrumento de una inteligencia mayor y,
puesto que tenemos este conocimiento, podemos y debemos cesar toda ansiedad con respecto al resultado
final.
» En la práctica, debemos primero formarnos
el concepto ideal de nuestro objetivo, con la intención clara de grabarlo en la
mente universal (éste es el pensamiento que hace que ese tipo de pensamiento
salga de la región de las meras quimeras casuales) y luego afirmar que nuestro
conocimiento de la ley es motivo suficiente para tener la serena expectativa de
obtener el resultado correspondiente y que, por lo tanto, todas las condiciones
necesarias se nos presentarán en el orden debido. Entonces podemos dedicarnos a
los asuntos de nuestra vida diaria con la tranquila seguridad de que las condiciones iniciales ya
están ahí o pronto estarán a la vista. Si no las vemos inmediatamente,
debemos estar contentos con el conocimiento de que el prototipo espiritual ya existe y esperar a que empiece a
aparecer alguna circunstancia que apunte en la dirección deseada.
»Podría tratarse de una circunstancia
muy poco importante pero es la dirección, y no la magnitud, lo que debemos tener
en
cuenta. En cuanto la veamos, deberíamos considerarla como el primer brote de la
semilla sembrada en lo absoluto, y actuar
con calma, sin excitación, sea lo que sea lo que las circunstancias exijan.
Entonces, más adelante, veremos que esa forma
de actuar nos conducirá a otra circunstancia, en la misma dirección, hasta que descubriremos que estamos
siendo llevados paso a paso, a la realización de nuestro objetivo.
»De
esta manera, la comprensión del gran principio de la ley del suministro, a
través de las continuas experiencias, nos alejará
de una forma cada vez más absoluta de nuestros pensamientos ansiosos y
de nuestros esfuerzos penosos, y nos llevará a un nuevo mundo en el que el
empleo útil de todos nuestros poderes, ya sean mentales o físicos, no será más
que un despliegue de nuestra
individualidad de acuerdo con su propia naturaleza y, por ende, a una perpetua
fuente de salud y felicidad: sin duda, un incentivo suficiente para estudiar
detenidamente las leyes que gobiernan la relación entre la persona y la Mente Universal ».
Entonces, al igual que ahora, me pareció
que esa cita describía el núcleo y el
centro del método y el enfoque necesario para entrar en contacto con el
suministro infinito. Al menos esta cita, como la anterior de «Mi mente es el
centro de operación
divina»; etcétera, constituía el único medio aparente para atraer hacia mí los veinte mil dólares. Mi continuo
esfuerzo por entrar en el espíritu de
estas afirmaciones y por atraer esa suma que
necesitaba, duró aproximadamente unas seis semanas. Al final de ese período, ya tenía en mi
cuenta bancaria los veinte mil dólares requeridos. Podría convertir esto en una larga historia, dando
todos los detalles, pero los hechos, tal como los he narrado, te darán una idea
clara de la condición magnética de mi mente mientras los veinte mil dólares
encontraban su camino para llegar a mí.
Capítulo
10
Cómo me convertí en la única
alumna
personal del más grande científico mental de
la actualidad
En
cuanto tuve la idea de estudiar con Troward, Ie pedí a un amigo mío que le
escribiera de mi parte, porque sentía que
quizás él podría expresar mejor mi
deseo, o hacerlo en términos más persuasivos de los que yo podría
emplear. Ninguna de las cartas
escritas por mi amigo recibió ni una sola
respuesta. Eso fue tan desalentador que podría haber
renunciado del todo a la idea de convertirme en alumna de Troward, pero me Io
impedía la experiencia que había tenido aquel día en la calle, cuando todo mi mundo se
iluminó, y recordé la promesa: «Todas las cosas que deseéis, creed que ya las
habéis recibido, y las
recibiréis».
Teniendo presente esta experiencia, organicé
mi viaje a Inglaterra, a pesar del hecho de que, aparentemente, mis cartas habían sido ignoradas. Sin embargo, volvimos a
escribir y finalmente recibimos una respuesta muy formal, pero sumamente
positiva. Troward no aceptaba alumnos; no tenía tiempo para dedicar a un
alumno. A pesar de esta decisión definitiva, me negué a desanimarme, gracias al
recuerdo del día en el que vinieron a mí la luz y el pensamiento de «yo soy
toda la sustancia que existe». Al parecer, podía volver a vivir esa
experiencia a voluntad, y con ella llegaba siempre una oleada de valor y
energía renovada. Viajamos a Londres y desde ahí telegrafiamos a Troward,
pidiéndole una entrevista. El telegrama fue respondido inmediatamente y en él
fijaba la fecha en la que podría recibirnos.
En aquella época, Troward estaba viviendo en
Ruan Manor, un pequeño lugar perdido en
el sur de Inglaterra, a unos treinta y dos kilómetros de la estación de
ferrocarril. No pudimos encontrarlo en el mapa y, con grandes dificultades, la Cook's Touring Agency de Londres localizó el lugar
para nosotros. Había muy pocas dudas en mi mente sobre lo que Troward me diría
durante la entrevista. Siempre había mantenido la sensación de que la verdad
era mía y de que crecería y se expandiría en mi conciencia hasta que la paz y
el contento fueran manifestaciones externas, así como internas, de mi vida
individual.
Llegamos
a la casa durante una tormenta tremenda y fuimos cordialmente recibidos por el
propio Troward, el cual, para mi sorpresa, parecía más un francés que un inglés
(posteriormente me enteré de que era descendiente de los hugonotes). Era un
hombre de estatura mediana, con una cabeza bastante grande, una gran nariz y
unos ojos que danzaban limpiamente con alegría. Cuando nos hubo presentado a todos los demás miembros de su
familia y después de darnos una taza de té caliente, fuimos invitados a la sala
de estar, donde Troward nos habló muy
libremente de todo, excepto de
mi propuesta de estudios. Parecía prácticamente imposible llevarlo hacia ese
tema.
No obstante, justo antes de partir, le
pregunté atrevidamente: «¿Por qué no reconsidera su decisión de aceptar una alumna personal? Tengo tantos deseos de estudiar con
usted», a lo que él respondió,
con suma indiferencia, que no sentía
que pudiera dedicarle el
tiempo que requeriría para la formación personal, pero que estaría encantado de
darme los nombres de dos o tres libros que
consideraba que no solo serían interesantes para mí, sino también instructivos. Dijo que se sentía muy
halagado y complacido por el hecho de
que yo hubiera venido desde los
Estados Unidos para estudiar con él, y al salir, mientras
caminábamos por el jardín de su casa
hasta el coche se comportó de una forma mucho menos indiferente. Un sentimiento
de compasión pareció tocar su corazón y se volvió hacia mí, haciendo el
siguiente comentario: «Podría escribirme si le apetece, cuando llegue a París,
y quizás en otoño, si tengo tiempo, podríamos organizar algo, aunque no me
parece que sea posible ahora».
No perdí el tiempo ante su amable invitación
a escribirle, todas mis cartas fueron respondidas rápida y educadamente, pero
jamás hubo ni una palabra de ánimo respecto a mi propuesta de estudios.
Finalmente, unos dos meses más tarde llegó una carta que contenía la pregunta:
«¿Cuál cree que es el significado de este
versículo en el capítulo 21 del Apocalipsis?».
«16. La ciudad es un cuadrado, y su longitud es
igual que su anchura. Midió la ciudad con
la medida: dos mil doscientos veinte kilómetros.
Su longitud y su anchura y su altura son iguales.»
Instintivamente supe que mi
oportunidad de estudiar con Troward dependía de que le diera la respuesta
correcta a esa pregunta. La definición del versículo parecía estar absolutamente
fuera de mi alcance. Como es natural, a mi mente llegaban respuestas, pero yo
sabía intuitivamente que ninguna era la correcta. Abogados, médicos, curas,
monjas y clérigos de todo el mundo recibieron cartas mías que contenían esta
pregunta. Más tarde, empezaron a llegarme las respuestas, pero la intuición me
decía que ninguna era la correcta. Entre tanto, me esforzaba por encontrar la
respuesta yo sola, pero no parecía encontrar ninguna. Memoricé el verso con la
finalidad de meditar sobre él.
Inicié
una búsqueda en París de los textos que Troward me había recomendado, y después
de dos o tres días buscando, cruzamos el río Sena hasta la Île de Cité para
visitar algunas librerías antiguas que ahí había. Los libros estaban agotados,
y aquellos eran los mejores lugares para encontrarlos. Finalmente, nos topamos
con una tienda pequeña que los tenía. Eran los últimos ejemplares que tenía el
hombre y, en consecuencia, su precio era elevado. Mientras me quejaba con el
dependiente, mi mirada descansó sobre la obra de un astrólogo. La cogí riendo y
pregunté: «¿Usted cree que el profesor leería mi horóscopo?». El hombre pareció
horrorizado ante mi sugerencia y respondió «Oh, no, madame, ése es uno
de los más grandes astrólogos de Francia. Él no lee horóscopos».
A
pesar de su respuesta, surgió un persistente impulso en mi interior de ir a ver a ese hombre. La amiga que me había acompañado en mi búsqueda
de libros puso reparos e intentó por todos los medios disuadirme de ir a
ver al famoso astrólogo, pero insistí y ella me acompañó. Cuando llegamos a su
despacho, me pareció un tanto embarazoso pedirle que me leyera mi horóscopo.
No obstante, no podía hacer otra cosa, excepto plantear mi pregunta. De mala
gana, el profesor nos invitó a pasar a su estudio sembrado de papeles y,
también de mala gana y con impaciencia, nos pidió que nos sentásemos. Muy
educada y fríamente, me dijo que él no leía horóscopos. Todo su ademán decía
más claramente que las palabras que deseaba que nos fuésemos.
Mi amiga se puso de pie. Yo no sabía qué
otra cosa hacer, porque sentía que todavía no estaba preparada pura marcharme.
La intuición parecía decirme que podía sacar algún
provecho de ahí. No podía definir
exactamente qué era, de modo que,
para disgusto de mi amiga, me quedé callada durante unos momentos cuando, de
repente, uno de los enormes gatos persas del profesor saltó a mi regazo. «¡Bájate,
Jack!», gritó el profesor. Parecía
preguntarse, «¿Qué significa esto?». Entonces, con un interés mayor del
que había mostrado en mí hasta el momento, dijo con una sonrisa: «Nunca antes
había visto a ese gato acercarse a un
extraño, madame. Mi gato aboga por usted. Ahora yo también siento un
interés por su horóscopo, así que si me da la fecha, tendré el placer de
ponérselo por escrito para usted». Sentí una gran sensación de felicidad cuando
hizo esa declaración. Y concluyó diciendo: «No creo que a usted le importe
realmente su horóscopo». La verdad de esa afirmación me conmocionó, porque a mí no me
importaba mi horóscopo, y no podía decirle el motivo por el cual le estaba
pidiendo que me lo hiciera. «No obstante», dijo, «¿Puedo verla para pedirle sus datos el próximo sábado por la tarde?».
El sábado por la tarde, a la hora convenida,
llegó el profesor. Estaba entregándole la hoja de papel con todos los datos de
mi nacimiento, etcétera, cuando se me ocurrió preguntarle por la respuesta a la
pregunta sobre el versículo 16 del capítulo 21 del Apocalipsis. Mi pensamiento
tuvo un efecto instantáneamente, y me encontré preguntándole a ese hombre qué
creía que significaba ese versículo. Sin detenerse a pensar, replicó
inmediatamente: «Quiere decir que la ciudad significa la verdad, y la verdad no
es invertible; cada lado desde el que uno se aproxima a ella es exactamente
igual». Intuitivamente y sin dudarlo reconocí esa respuesta como la verdadera,
y mi alegría fue ilimitada, porque estuve segura de que al poseer esa respuesta
correcta, Troward me aceptaría como discípula en otoño.
Cuando el gran astrólogo se estaba
marchando, le conté todo sobre mi deseo de estudiar con Troward, que había venido
desde Nueva York expresamente con ese propósito, aparentemente en vano hasta
que él me había dado la respuesta a esa pregunta, que era una prueba. Se mostró
muy interesado y me hizo varias preguntas sobre Troward. Cuando le pedí que por
favor me enviara la cuenta, replicó sonriente: «Hágame saber si el gran Troward
la acepta como su discípula», y me dio las buenas tardes. Acudí apresuradamente
a mi habitación para enviarle un telegrama a Troward dándole la respuesta a la
pregunta sobre el versículo 16 del capítulo 21 del Apocalipsis.
Recibí
una respuesta inmediata de Troward, que decía: «Su respuesta es correcta. Estoy
iniciando un curso de conferencias sobre la Gran Pirámide en
Londres. Si desea asistir a ellas y si, más adelante, todavía quiere estudiar
conmigo, creo que podemos organizado». Al recibir esta respuesta, inmediatamente
hice los preparativos para viajar de París a Londres.
Asistí
a todas las conferencias, y recibí
una gran instrucción de ellas, y poco después empezamos con los preparativos para
que yo pudiera estudiar con Troward. Dos días antes de marcharme a
Cornualles recibí la siguiente carta de
Troward indicando claramente la línea de estudios que me daba:
31 Stanwick Road,
W. Kensinton,
Inglaterra
8 de noviembre de
1912
Querida
Sra. Behrend:
Creo que es mejor que le escriba unas
líneas sobre su propuesta de estudiar conmigo,
ya que lamentaría muchísimo que
hubiese entendido algo erróneamente y, por ende, sufriera una decepción.
Llevo
varios años estudiando el tema y tengo un conocimiento general de las principales características de la mayoría de
las materias que, desafortunadamente, ocupan la atención en muchos círculos
actualmente, como la teosofía, el tarot, la cábala y otros del estilo, y no
dudo en decir que, a mi juicio todos los tipos y las descripciones de los llamados estudios ocultos son directamente opuestos
a la verdad real, dadora de vida, y por
lo tanto, usted no debe esperar que mis enseñanzas vayan por esos senderos.
Actualmente oímos hablar mucho de la
iniciación, pero, créame,
cuanto más intente usted convertirse en una «iniciada», más dejará usted de
vivir la vida. Hablo tras varios años de cuidadosos estudios y reflexión cuando
digo que la Biblia
y su revelación de
Cristo es lo único que realmente vale la pena estudiar. Ese es un tema lo
suficientemente extenso en toda conciencia, pues abarca nuestra vida externa y
nuestros asuntos cotidianos y también las fuentes internas de nuestra vida y
todo lo que, en términos generales, podemos concebir de la vida en lo
invisible después de desprendernos del cuerpo al morir.
Usted ha expresado un alto grado de confianza
en mis enseñanzas, y si su confianza es tal que, como dice, desea ponerse
completamente bajo mi orientación, no puedo más que aceptarlo como una
responsabilidad muy seria, y tendré que pedirle que muestre esa confianza al
negarse a examinar los así llamados «misterios», pues ahora le prohíbo que lo
haga.
Estoy hablando desde la experiencia, pero el
resultado será que muchas de mis enseñanzas parecerán muy simples, quizás en
alguna medida dogmáticas, y usted dirá que ya había oído gran parte de ellas
antes.
La fe en Dios, la oración y la adoración,
acercan al Padre a través de Cristo; todo ello, en cierto sentido, le resultará
familiar, y lo único que puedo esperar hacer es, quizás, arrojar un poco más
de luz sobre estos temas para que puedan ser para usted, no meramente palabras
tradicionales, sino también realidades vivientes.
He sido así de explícito porque no quiero que
se lleve ninguna desilusión, y también debería decir que nuestro llamado curso
de estudios serán sólo unas conversaciones amistosas en las ocasiones en que
nos vaya bien, ya sea para que usted venga a nuestra casa, o yo a la suya,
según sea más conveniente en ese momento.
Además, le prestaré algunos libros que la
ayudarán, pero son muy pocos y no son ocultos en ningún sentido.
Ahora bien, si todo esto concuerda con
sus ideas, estoy seguro de que estaremos encantados de verla en Ruan Manor y
usted verá que los que aquí residen, aunque son pocos, son muy amigables, y el
barrio es muy bonito.
Pero si, por otro lado, siente que
quiere alguna otra fuente de aprendizaje, no dude en decirlo, pero jamás
encontrará a ningún sustituto de Cristo.
Confío
en que no le importará que le haya escrito de esta forma, pero es que no quiero
que venga hasta Cornualles y luego se sienta decepcionada.
Con
afectuosos saludos,
Le
saluda cordialmente,
(firmado)
T. Troward
A
mi modo de ver, esta copia de la carta de Troward es lo más magnífico que puedo
darte.
Capítulo 11
Cómo
llevar el poder de tu palabra a la acción
En
todas tus palabras está el germen del poder que se expande y se proyecta en la
dirección que tu palabra indica, y finalmente se desarrolla convirtiéndose en
una expresión física. Por ejemplo, si deseas establecer la alegría en tu conciencia,
simplemente repite la palabra «alegría» de forma secreta, persistente y
enfáticamente. El germen de la alegría se empezará a expandir y a proyectar
hasta que todo tu ser estará lleno de alegría. Esto no es una mera quimera,
sino una verdad. Una vez que experimentas este poder, «demostrarás a diario que
estos hechos no han sido fabricados para encajar en una teoría, sino que la
teoría ha sido creada mediante una cuidadosa observación de la realidad». Todo
el mundo sabe que la alegría proviene del interior. Otra persona puede causarte
alegría, pero nadie puede estar alegre por ti. La alegría es un estado de
conciencia, y la conciencia, dice Troward, es «mental».
Las facultades mentales siempre funcionan por
algo que las estimula, y ese estímulo puede venir del exterior, a través de los
sentidos externos, o del interior, mediante la conciencia de algo no
perceptible en el plano físico. El reconocimiento de esta fuente interior de
estímulo te permite traer a tu conciencia cualquier estado que «desees». Una
vez que algo te parece normal, es tuyo con toda seguridad, por la ley del
crecimiento y la atracción, del mismo modo que es tuyo conocer la suma una vez
que tienes el uso consciente de los números.
Este
método de repetir la palabra hace que la palabra en todo su significado
ilimitado sea tuya, porque las palabras son la personificación de los
pensamientos, y el pensamiento es creador: no es ni bueno ni malo, simplemente
es creador. Éste es el motivo por el cual la fe construye y el miedo destruye.
«Sólo con creer, todas las cosas son posibles para ti.» Es la fe la que te da
el dominio sobre todas las circunstancias o condiciones adversas. Es tu palabra
de fe la que la que te libera, no la fe en una cosa o un acto específicos, sino
la simple fe en tu mejor yo en todos los sentidos. Es este poder creador
siempre presente dentro del corazón de la palabra el que hace que tu salud, tu
serenidad de ánimo y tu situación económica sean una reproducción de tus
pensamientos más habituales. Intenta creer y comprender esto, y descubrirás que
eres el maestro, o la maestra, de toda circunstancias o condición adversa, un
príncipe de poder.
Capítulo 12
Cómo
incrementar tu fe
Pero tú preguntas: «¿Cómo
puedo hablar de la palabra fe cuando
tengo poca o ninguna fe?». Todo ser
vivo tiene fe en algo o en alguien. Es la cualidad de la energía creativa en el
pensamiento positivo de fe lo que le confiere vitalidad,
no la forma que adopta. Incluso el miedo intenso está vivo por la fe. Tienes miedo a la viruela porque crees que
es posible que la contraigas. Temes la pobreza y la soledad porque crees
que son posibles para ti
Es tu
tendencia de pensamiento habitual que reaparece en tu mente, tu cuerpo y tus asuntos, no el pensamiento
ocasional en alguna dirección o deseo específicos. Es la fe que comprende que
cada creación ha nacido en el vientre de las palabras y el pensamiento
la que te da el dominio sobre todas las cosas, incluido tu yo inferior, y este
sentimiento de fe aumenta y se intensifica cuando observamos lo que hace.
Esta
observación es la observación de tu estado de conciencia cuando lo hiciste, no
cuando tuviste la esperanza de hacerlo, pero temiste que fuera demasiado bueno
para ser verdad. ¿Cómo te sentiste en esa ocasión en la que simplemente tuviste
que entrar en un mejor estado de ánimo y lo hiciste, o quisiste tener una
determinada cosa y la conseguiste? Vuelve a vivir esas experiencias una y otra
vez (mentalmente) hasta que realmente sientas que estás en contacto con el yo
que conoce y sabe, y lo mejor de lo mejor es tuyo.
Capítulo 13
La
recompensa de la fe creciente
Puesto que has expandido tu fe en la fe y las leyes del
universo que no conocen el fracaso, tu fe en lo mejor
de ti (el principio de vida ti) te ha llevado a darte cuenta conscientemente de
que no eres una víctima del universo, sino parte
de él. En consecuencia, dentro de ti está aquello que es capaz de establecer un contacto consciente con el principio universal de la
ley y el poder, y te permite
presionar a todas las leyes particulares de la naturaleza, ya sean visibles o invisibles, para que
sirvan a tu
exigencia
o deseo particulares y, por lo tanto descubres que eres un maestro, no un esclavo,
en cualquier situación.
Troward nos dice que este dominio debe «conseguirse
mediante el conocimiento, y el único conocimiento que proporcionará este fin en
toda su inmensidad inconmensurable es el conocimiento del elemento personal en
el espíritu universal» v su reciprocidad en nuestra propia
personalidad. En otras palabras, las palabras que piensas, la personalidad que
sientes que


eres,
son todas reproducciones en miniatura, o Dios especializado, o «espíritu
universal». Todas tus palabras-pensamientos fueron palabras-formas de Dios
antes de ser tuyas.
Las
palabras que utilizas son los instrumentos, los canales por los cuales la
energía creativa toma forma. Naturalmente, este poder creador sensible sólo
puede reproducirse de acuerdo con el instrumento por el que pasa. Todas las
decepciones y los fracasos son el resultado de intentar pensar una cosa y
producir otra. Eso es tan imposible como lo sería utilizar un ventilador
eléctrico con la finalidad de iluminar, o hacer que el agua fluya en línea
recta por una tubería doblada.
El
agua debe tomar la forma de la tubería por la que fluye. De una forma incluso
más fiel, esta sustancia sensible, invisible y fluida debe reproducir
externamente la forma del pensamiento-palabra por el que pasa. Ésta es la ley
de su naturaleza; por lo tanto, se sigue lógicamente que «como un hombre
piensa, así es él». De ahí que cuando tu pensamiento o forma-palabra está en
correspondencia con el movimiento eterno constructivo, que avanza, de la ley
universal, entonces tu mente es el espejo en el que el poder y la inteligencia
infinitos del universo se ven reproducidos, y tu vida individual se convierte
en una vida de armonía.
Capítulo 14
Cómo hacer que la naturaleza te responda
Se debería tener continuamente presente que hay una
inteligencia y un poder en toda la naturaleza y en todo
el espacio que es siempre creativa e
infinitamente sensible, y que responde. La capacidad de respuesta de su naturaleza es doble: es creativa y sensible a la sugestión. Una vez que el
entendimiento humano ha comprendido este dato tan importante, se da
cuenta de la simplicidad de la ley de la vida.
Lo único necesario es
que te des cuenta de que tu mente es un centro
de operación divina y, en consecuencia, tiene en su interior aquello que acepta sugestiones. Espera que la
vida responda a tu llamada y encontrarás sugerencias que tienden a que la realización de
tu deseo llegue a ti, no sólo proveniente de otras personas, sino también de las flores, el césped, los
árboles y las rocas, y que te permitirán realizar tu más ansiado deseo
si actúas en consecuencia con confianza en
este plano físico. «La fe sin palabras está muerta», pero la fe
con obras te libera completamente.
Capítulo 15
La fe con obras. Lo que ha conseguido
Se dice de
Tyson, el gran millonario
australiano, que la sugestión «haz que la tierra desértica de Australia
florezca como una rosa» le llegó de una modesta y pequeña violeta australiana mientras
trabajaba como jardinero por unos tres chelines al día. El solía encontrar
estas pequeñas violetas amigables que crecían en ciertas partes de los bosques,
y algo en la flor le tocó en la mente de Tyson, y él se sentaba en el
borde de su litera por las noches y se preguntaba cómo se podría dar a las
flores, y a la vida vegetal la oportunidad de expresarse en las tierras desérticas
de Australia.
Sin duda, Tyson era consciente de que
tardaría mucho en ahorrar el dinero necesario para poner diques de riego en las
tierras desérticas,
pero en sus pensamientos y sentimientos estaba seguro de que se podía
conseguir, y si podía hacerse, él podía hacerlo. Si había un poder en su
interior que fuera capaz de capturar la idea, entonces debía de haber un poder


de respuesta en la
idea misma que podía convertirse en una manifestación física práctica. Con
determinación, Tyson dejó de lado todas las preguntas acerca de las maneras y
los medios específicos que serían empleados para llevar su deseo a la manifestación
física, y simplemente mantuvo sus pensamientos centrados en la idea de
construir cercas y ver flores y césped ahí donde no existían.
Dado que la capacidad de respuesta del
poder creador reproductor no está limitada a ningún estado local de la mente,
la meditación habitual y la imagen mental de Tyson dejaban libres a sus ideas
para que éstas vagaran en una infinitud y atrajeran otras ideas de una
naturaleza semejante. Por lo tanto, no fue necesario que él esperara para ver
sus ideas y sus deseos realizados, hasta haber ahorrado de sus tres chelines
diarios el dinero suficiente para regar las tierras, porque sus ideas encontraron
otras ideas en el mundo financiero que armonizaban en simpatía con ellas, y las
puertas de las finanzas se abrieron rápidamente.
Todas las instituciones caritativas se
mantienen sobre el principio de la capacidad
de respuesta de la vida. Si esto no fuese cierto, nadie se preocuparía
por dar, simplemente porque otro lo necesitara. La ley de la oferta y la
demanda, causa y efecto, no se puede romper jamás. Las ideas atraen ideas
semejantes. A veces vienen de una flor, un libro o de lo invisible. Estás sentado
o caminando, absorto en una idea no del todo completa en cuanto a las maneras y
los medios de realizarla, y entonces aparece otra idea, que nadie sabe de dónde
viene, y es recibida por tu idea, atrayéndose la una a la otra, y así sucesivamente
hasta que tus deseos son realidades físicas.
Quizás sientas la necesidad de una mejora en
tus finanzas y te preguntes cómo se puede producir ese incremento, cuando,
súbitamente, desde tu interior parece llegarte la idea de que todo tiene su
origen en el pensamiento, incluso el dinero, y tus pensamientos cambian de
rumbo. Simplemente te agarras a la declaración o la afirmación de que lo mejor,
y todo lo que existe, es tuyo. Puesto que eres
capaz de capturar ideas del infinito a
través del instrumento de tu intuición, deja que tu mente descanse en ese
pensamiento, sabiendo perfectamente bien que ese pensamiento responderá a sí mismo. Tu inhibición del
pensamiento de duda y del sentimiento de ansiedad permite que las
ideas tranquilizadoras se instalen y
atraigan hacia si ideas de «yo puedo» y «yo lo conseguiré", que gradualmente
se convierten en la forma física del deseo que está en la mente.
En el uso
consciente del poder universal para reproducir tus deseos en la forma física, se debería tener en cuenta
tres datos:
Primero: Todo el espacio está lleno de poder creador.
Segundo: Este poder creador es sensible a la sugestión.
Tercero: Sólo puede funcionar con métodos deductivos.
Como nos dice Troward, este último punto
es sumamente importante, ya que implica que la acción del poder creador siempre
presente no está limitada en absoluto por lo precedente. Obra de acuerdo con la
esencia del espíritu del principio. Dicho de otro modo, este poder universal
toma su dirección creadora de las
palabras que tú le das. Cuando el ser humano toma conciencia de esta gran
verdad, se convierte en lo más importante de
toda su consideración sobre de qué carácter está

investido este poder
reproductor sensible. Es la ley inalterable de este principio de vida creador
que «Como un hombre piensa en su corazón, así es él». Si te das cuenta de la
verdad de que el único poder creador puede ser para ti únicamente lo que tú
sientes y piensas que es, estará dispuesto y preparado para cumplir con tus
exigencias.
Troward
dice: «Si crees que tu pensamiento es poderoso, entonces tu pensamiento es
poderoso». «Como un hombre piensa en su corazón, así es él» es la ley de la
vida, y el poder creador no puede cambiar esta ley, del mismo modo que un
espejo corriente no puede devolverte el reflejo de una imagen distinta del
objeto que colocas frente a él. «Como tú piensas, así eres» no significa «como
le dices a la gente que piensas», o «como te gustaría que el mundo creyera que
piensas». Se refiere a tus pensamientos más íntimos, a ese lugar que sólo tú
conoces. «Nadie puede conocer al Padre, excepto el hijo» y «Nadie puede
conocer al hijo, excepto el Padre».
Solamente
el espíritu de la vida, creador y reproductor, sabe lo que piensas, hasta que
tus pensamientos se convierten en realidades físicas y se manifiestan en tu
cuerpo, en tu cerebro o en tus asuntos. Entonces todas las personas con las que
entras en contacto pueden saberlo, porque el Padre, la energía creadora
inteligente que escucha en secreto, escucha tus pensamientos más secretos, te recompensa
abiertamente y reproduce tus pensamientos en la forma física. La frase
«Mientras piensas, sabes que en eso te convertirás» debería mantenerse en el
fon de tu mente constantemente. Eso es observar y rezar sin cesar, y cuando no
te sientes con fuerzas para rezar físicamente.
Capítulo 16
Sugerencias sobre cómo rezar o pedir
creyendo que ya has recibido
Pensar científico.
Pensamiento positivo
Sugerencias
para la aplicación práctica:
Intenta, mediante un pensamiento cuidadoso, positivo y
entusiasta (pero no agotador), darte cuenta de que la
sustancia indescriptible, invisible,
de la vida llena todo el espacio, y de que
su naturaleza es una
sustancia inteligente, plástica y subjetiva.
Las
cinco de la mañana es la mejor hora para entrar en este tipo
de meditación. Si te acuestas temprano todas las noches durante un mes, antes de quedarte dormido, graba firmemente en tu mente subjetiva la
afirmación, «Mi Padre es el gobernante de todo el mundo y está expresando su
poder de mando a través de mí», descubrirás que la sustancia de la vida toma forma
en los moldes de tus pensamientos.
No aceptes la sugerencia de arriba
simplemente porque te ha sido dada. Vuelve a pensar en ella detenidamente hasta
que quede grabada en tu mente subconsciente de una forma comprensible.
Levántate cada mañana a las cinco, tal como se sugirió antes; siéntate en una
silla de respaldo recto, en una habitación silenciosa, y piensa la afirmación
de la noche anterior. Tomarás conciencia de tu poder magnífico y lo podrás
poner en práctica, dándote cuenta, al menos en cierta medida, de que tu mente
es realmente el centro a través del cual toda la energía creadora y el poder
están tomando forma.
Oración científica
El
principio que subyace a la oración científica
Al rezar para cambiar una condición,
física, mental o económica para ti o para otra persona, ten presente que la
necesidad fundamental para que la oración sea respondida es comprender la
siguiente afirmación científica:
«Pedid creyendo
que ya habéis recibido y recibiréis».
Esto
no es tan difícil como parece en la superficie, una vez que te das cuenta de
que todo tiene su origen en la mente y de que ya posees aquello que buscas en
el exterior. Nadie puede pensar un pensamiento en el futuro. Tu pensamiento de
algo constituye su origen.
Por lo tanto:
La
forma-pensamiento de la cosa ya es tuya en cuanto piensas. Tu continuo
reconocimiento de esta posesión de pensamiento hace que el pensamiento se
concentre, se condense para proyectarse y adoptar una forma física.
Hacerse rico a través de la
creación
El
reconocimiento o la idea de nuevas fuerzas de riqueza es la aspiración más
elevada que puedes llevar a tu corazón, ya que supone e implica el fomento de
todos los objetivos nobles.
Elementos a recordar acerca de la oración
para ti o para otra persona: recuerda que aquello a lo que llamas tratamiento u
oración no es, en ningún sentido, hipnotismo. Jamás deberás procurar tomar posesión de la
mente de otra persona. Recuerda que nunca deberías tener la intención de
hacerte creer algo que sabes que no es verdad.
Simplemente estás pensando hacia el interior de Dios o la primera causa,
con la comprensión de que:
«Si algo es verdad, hay una manera en que es verdad en
todo el universo». Recuerda que el
poder del pensamiento funciona por unos principios absolutamente científicos.
Estos principios se expresan en el lenguaje de la afirmación:
«Como un hombre piensa en su corazón, así es él».
Esta
afirmación contiene una gran sabiduría, pero es necesario el reconocimiento y la cuidadosa aplicación de la
misma por parte de la persona para poder
darle un uso práctico.
Recuerda que tu libertad
para elegir lo que vas a pensar, exactamente qué
posesión de pensamiento vas a afirmar y a declarar constituye un regalo que Dios te hace.
Muestra... que la Primera Causa ha
dotado a cada persona con el poder y la habilidad para traer a su entorno personal
cualquier cosa que
elija. Causa y efecto en lo referente a conseguir:
Si
plantas una bellota, obtienes un roble. Si plantas un grano de maíz, cosechas un tallo y muchos granos de maíz.
Siempre

obtienes la
manifestación de aquello que afirmas y declaras consciente o
inconscientemente, lo que habitualmente dices y esperas, en otras palabras «lo
que siembras».
Por lo tanto, siembra semillas de yo
soy... yo debo... yo puedo... yo me daré cuenta de que porque tú eres, tú
debes, porque tú debes, tú puedes, porque tú puedes, tú
lo haces.
La manifestación de esta verdad, incluso
en un pequeño grado, te proporciona la comprensión indiscutible de que el
dominio es tu derecho, eres un heredero de la Primera Causa ,
dotado de todo el poder que ella tiene. Dios te lo ha dado todo. Todo es
tuyo, y sabes que lo único que tienes que hacer es alargar tu mano mental y
tomarlo.
Esta fórmula puede servir como un diseño
para dar forma a tu propia oración o afirmación a Dios para el beneficio de
otra persona, o el tuyo.
Si es para una persona a la que quieres
ayudar, di su nombre de pila y luego aparta totalmente su personalidad de tu
conciencia.
Intensifica tu pensamiento meditando
sobre el hecho de que hay algo en ti que encuentra el camino, que es la verdad y
la vida.
Estás
afirmando este hecho, convencido de que, puesto que estás pensando esto, ya es
tuyo. Habiendo elevado tu sentimiento a la idea central de esta meditación,
examina tu propia conciencia para ver si hay alguna cosa distinta de Dios. Si
hay algún sentimiento de miedo, preocupación, malicia, envidia, odio o celos,
vuelve a tu meditación para limpiar tus pensamientos mediante la afirmación de
que el amor y la pureza de Dios llenan todo el espacio, incluidos a tu corazón
y tu alma.
Reconcilia tus pensamientos con el amor de
Dios, siempre recordando que estás hecho a
imagen y semejanza del amor.
Mantén
este pensamiento limpiador en tu mente hasta que
sientas que has liberado totalmente a
tu conciencia de
todos los pensamientos
y sentimientos que no sean de amor y unidad con toda la humanidad.
Luego, si las negaciones no te molestan, niega todo lo que sea
distinto de tu manifestación deseada. Una
vez conseguido esto, prácticamente cubres
tu negación con el pensamiento afirmativo de que estás hecho a imagen y
semejanza de Dios y que tu deseo ya se ha realizado en su primera
forma espiritual o de pensamiento.
Elegir la oración
La oración como método de pensamiento es un
uso deliberado de la ley que te proporciona el poder del dominio de todas las cosas que
tienden a impedir, de alguna manera, tu perfecta libertad. Se te ha dado la vida para que puedas disfrutarla de una forma cada vez más plena. El
continuo reconocimiento de esta verdad hace que te declares un príncipe de
poder.
Reconoces,
aceptas y usas este poder como el hijo de
un rey y, por lo
tanto, el dominio es tu derecho de nacimiento. Entonces, cuando
sientas que la luz de esta gran verdad inunda tu conciencia, abre las
compuertas de tu alma alabando sinceramente
el
hecho de comprender que... el creador y su creación son uno.
También, que el creador está creando continuamente
a través de su creación.
Termina tu tratamiento con la feliz seguridad
de que la oración que se ha realizado no es una forma de súplica, sino una afirmación continua habitual de
que el Creador de toda creación está actuando específicamente a través de ti.
Por lo tanto, el trabajo debe hacerse a
la perfección; tu mente es un centro de operación divina.
Consejos para la aplicación
y la práctica
Por
cada cinco minutos dedicados a la lectura y el estudio de las teorías de la
ciencia mental, dedica quince minutos al uso y la aplicación de los
conocimientos adquiridos.
1.
Pasa un minuto cada veinticuatro
horas pensando conscientemente en la especificación que debe ser observada
para que tus plegarias sean atendidas.
2.
Practica el firme
reconocimiento de la posesión de pensamientos deseables durante dos períodos
de quince minutos cada día. No sólo debes medir el tiempo de cada período ,
para ver cuánto tiempo puedes mantener una idea dada en tu visión mental, sino
que también debes llevar un registro escrito de lo vívidas que son las imágenes
mentales que experimentas. Recuerda que tus sentidos mentales son tan variados
como tus sentidos físicos y que se pueden entrenar.
3.
Dedica cinco minutos todos
los días, entre las doce del mediodía y la una de la tarde, a la búsqueda
mental de fuentes de riqueza.
Capítulo
17
Cosas
que debes recordar
Recuerda que el más grande científico mental que el
mundo ha conocido jamás (Jesucristo, el Hombre) dijo que todas las son
posibles para ti.
Además dijo que
«Las cosas que yo hago tu las puedes hacer».
¿Dijo la verdad?
Jesús no afirmó ser más divino que tú. El
declaró que toda la raza humana era hija de
Dios. Por nacimiento, el no era una «excepción»
a esta regla. El poder que poseía fue desarrollado mediante
Su esfuerzo personal. Él dijo
que tú podías hacer lo mismo, sólo con creer en ti. Una gran idea carece de
valor si no
está acompañada de una acción física. Dios da la idea; el ser humano
la desarrolla en el plano físico.
Lo
único que realmente vale la pena es
la satisfacción. El dominio de uno
mismo, por sí solo, puede producirlo. El alma y el cuerpo son uno. La alegría
de la mente es la alegría del alma, y la
alegría del alma significa la alegría del cuerpo.
Si deseas tener salud, observa tus
pensamientos, no sólo sobre tu ser físico, sino también tus pensamientos sobre
todas las cosas y todas las personas. Con tu voluntad, haz que estén de acuerdo
con tu deseo y actúa externamente de acuerdo con tus pensamientos. Pronto te
darás cuenta de que se te ha dado todo el poder sobre tus pensamientos y tus
circunstancias. Tú crees en Dios. Cree en ti mismo como el instrumento físico a
través del cual Dios actúa. El dominio absoluto es tuyo cuando tienes el
suficiente dominio de ti mismo para conquistar las tendencias negativas de los
pensamientos y los actos.
Pregúntate a diario: «¿Cuál es la finalidad
del poder que me trajo aquí?», «¿Cómo puedo trabajar con propósito por la vida
y la libertad en mí?».
Habiendo decidido estas cuestiones, dedícate
a realizarlas a cada hora. Eres una ley para ti mismo.
Si tienes la tendencia a excederte en algo,
comiendo, bebiendo o culpando a las circunstancias de tus desgracias,
conquista esa tendencia con la convicción interior de que todo el poder es tuyo
en el exterior. Come menos, bebe menos, culpa menos a las circunstancias y,
gradualmente, lo mejor de lo mejor irá ocupando el lugar que parecía ocupar lo
peor.
Recuerda siempre que todas las cosas son
tuyas para que las uses como tú desees. Puedes hacerlo si quieres, y si quieres
lo haces.
Dios
el Padre te bendice con todo lo que El tiene para dar.
Haz
un buen uso de ello.
El motivo por el cual tuviste un mayor
éxito cuando empezaste tus estudios y demostraciones en la ciencia mental es
que tu alegría y tu entusiasmo ante el simple descubrimiento del poder interior
fue mayor del que pudiste poner en tu comprensión posteriormente. Con una comprensión cada vez mayor, pon cada vez más
alegría y entusiasmo, y los
resultados serán los que corresponden.
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